sábado, 30 de septiembre de 2017

Palitos en el encerado

Al haber nacido tan tarde y ser el alumno más pequeño de su clase, la tutora le encomendó la misión de ir poniendo palitos en la pizarra, junto al nombre de cada candidato a delegado de Primero D. Lo hacía según Antolín, el compañero que había repetido dos veces octavo y era el mayor de todos, iba leyendo los papelitos con los votos de los alumnos.
En el patio de los mayores durante el recreo, los nuevos compañeros que habían pasado a  formar parte de su clase tras la unificación al cambiar a B.U.P. , los reunieron a todos y les dijeron que ellos celebrarían una votación a parte. Que siempre habían sido de "E" y que si llevaban desde primero de E.G.B juntos y con sus cosas, sus propios  delegados,  equipos y hasta sus propios empollones, que no tenían porque ponerse a las órdenes de nadie de "D".  Personalmente Pinzón (el copista  amanuense del encerado) estaba convencido de que lo que realmente les escocia a los de "E" era que siempre perdían los campeonantos del cole y que el orgullo y la envidia les impedía asumir que al haber cambiado las antiguas normas de la E.G.B y, pasado a primero de B.U.P. menos alumnos, ahora  tenían que aceptar el ordenamiento les gustase o no.
Antolín leyó uno a uno los nombres de los papeles y él se esforzó en ir poniendo los palitos junto a los nombres de Antunez, Morata y Polisono. Cuando Antolín leyó "Pajaroto",a todos les dio la risa.
Era la tercera vez que salía ese personaje de "Pocoyó" y la tutora aprovechó para explicarles lo que era la democracia, lo que eran los votos útiles y la importancia que tenían los votos. Les habló de Grecia y de como entonces los políticos eran servidores del pueblo y a los que no lo hacían bien, en vez de hacerles encargados de los recursos al finalizar su mandato, los echaban de la Polis o les obligaban a beber un veneno llamado Cicuta. El nombre del veneno dio lugar a la inmediata rima de Gastón el poeta de la clase, cosa que le costó la expulsión. Eso si, tras haber votado.
Morata solo llevaba dos palitos y eso era algo previsible. El año pasado fue delegado de octavo "D" y siempre se quedaba con lo que sobraba de las fotoccopias en vez de devolverlas a la clase. Vale que como mucho se quedaba con cinco duros o con treinta o treinta y cinco pesetas pero se lo gastaba en chicles y gominolas y eso no era justo, porque podía haber juntado lo que sobraba de todas las fotocopias del curso y haber comprado un balón reglamentario para la clase o haber colaborado con la fiesta de fin de curso. Pero no, él se lo gastaba siempre en lo que le apetecía y además no daba explicaciones porque lo consideraba suyo, ya que era quien iba a hacer las copias.
Antunez iba ganando. Es un buen chaval que cae bien a todos y ha sabido congeniar con los de "E" a base de reírles las gracias. Pero su preferido y a quien había votado, era Polisono. Polisono es el que más corre de clase y quien en más de una ocasión, había saltado la tapia para coger el balón, aún a costa de de poder caerse o de romperse los pantalones. Es un chaval muy majo y que se sacrifica por el grupo.
Finalizó la votación y quitando los tres votos de "Pajaroto", solo había treinta votos válidos. Antolín reunió quince votos en blanco, tantos como alumnos de octavo "E" se habían incorporado a la clase.
Tras felicitar a Antunez y nombrarlo delegado, la tutora nombró a Polisono subdelegado. Antunez habló y dijo que podrían confiar en él, que daría las vueltas de todos los encargos y que se ocuparía de apuntar a los abusones del patio de mayores para denunciarlos al consejo escolar. Polisono tomó la palabra y explicó que él se ocuparía de todo cuando Antunez faltase y que su primera misión sería la de tratar que funcionásemos como una clase unida.
A la salida y mientras los repetidores, ayudados por Morata distraían a Polisono y a Antunez, los de "E" hicieron su propia votación en la pared del patio, apuntando con una tiza robada a la tutora los palitos de sus dos candidatos, ganando Roncedo como delegado y Rosario como subdelegado. Aunque no era una votación legítima ni oficial y, la tutora no lo habría consentido por ser una minoría dentro de la clase y por haberse aprovechado de su descuido para robar la tiza, todos supimos enseguida los resultados porque otros chavales del patio aplaudieron y corearon los nombres. Para estos chavales, aquello era un ejercicio de democracia y de libertad de expresión pero eso era porque no sabían que se hacia de espaldas a la tutora y al coordinador de B.U.P, a las normas el colegio y a sus propios compañeros de clase,que eran mayoría y que querían contar con ellos para todo.
A veces incluso ejercer el derecho al voto, podía generar problemas y diferencias entre los amigos.

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