sábado, 11 de febrero de 2017

Respuestas.

Tantas y tantas preguntas y, tenía las respuestas ahí mismo, delante de mis narices pero como acostumbraba a hacer siempre en el pasado, me empeñaba en mirar para otro lado.
Me he hartado de escribir sobre el amor, suspirando y maldiciendo por no haberlo encontrado pero ahora que sé la respuesta a mi eterna pregunta, me siento bastante gilipollas. La ignorancia es atrevida, como la juventud y aunque me empeñe en comportarme como un crio, ya no soy joven. Ignorante tan solo en según que cosas aunque en asuntos del corazón lo he sido hasta lo humánamente posible.
¿Que cojones es eso del amor y donde coño se esconde? 
No se esconde. Está tan cerca y es tan visible, que puede que tan solo se mimetizase con lo cotidiano y por eso me costase tanto reconocerlo.
La gran confusión, el error que me he obcecado en repetir hasta la saciedad,ha sido el haber querido identificar el amor según lo que muestran de él las películas. Eso no es más que un amor adulterado y manipulado en laboratorios donde se crean fórmulas carentes de espontaneidad y emoción y se trata de sustituir los ingredientes que faltan por grandes dosis de artificio.
El amor nace de la amistad y del cariño. Añadir deseo y contacto físico, tan solo es conseguir la mezcla a la que poder envasar y etiquetar bajo nombres tan diversos como "rollo", "noviazgo", "pareja", "matrimonio", "follamigos" o cualquiera de las variedades mediante las que identificamos los resultados y derivados  del amor.
El amor puro, el de verdad, es esa inmensa llamarada de afecto que te abrasa las entrañas y te pone el pecho al rojo vivo cuando sientes el cariño y el constante apoyo de tus familiares y amigos verdaderos. De hecho es curioso que psicólogos y psiquiatras califiquen las rupturas sentimentales como periodos de luto. El duelo por la ruptura de la relación con  alguien a quien querías, es intenso y duro de sobrellevar pero se queda muy corto al lado del dolor que te genera la muerte de un ser querido.
Ahora sé lo mucho que he amado a mi padre, reconozco el amor que siento por mi madre y por mis hermanos y por muchos de mis amigos y de mis amigas. Hay amigas a las que amo tanto, que como canta Pablo Milanés en este tema que encabeza la entrada, "la prefiero compartida antes que vaciar mi vida".
No hace mucho, una amiga escritora y orientadora sexual, me explicó que de una amistad sincera puede nacer el más hermoso de los amores. Y la creo sin reservas, porque hay personas en mi vida que no han sido, no son y seguramente no sean nunca mis parejas, que me llenan el alma, me  aportan lo más bonito tan solo con su presencia y me hacen querer ser mejor persona y ofrecerles todo lo bueno que puedo dar.
Ahora entiendo el dolor y la tristeza que se siente cuando te separas de un amigo al que tardarás en volver a ver y la frustración que te genera el no tener la posibilidad de pasar más tiempo con una amiga que está lejos. Ese dolor nace del amor, se alimenta del amor y es amor. El dolor que sientes cuando muere un ser querido, es también amor pero en su versión más amarga.
La solución está en dejar de buscar, perseguir y anhelar. El amor está a mi lado y me dan tanto, que me hace despertar cada mañana con una sonrisa en la boca y con ganas de recuperar lo perdido y lo olvidado.
Tengo que abandonar el egoísmo de querer poseer a la persona amada. Todos somos libres de elegir nuestro camino y de compartirlo con quien prefiramos. Tengo que abandonar la costumbre de confundir orgasmos con amor. Cuando van de la mano son increíbles y maravillosos pero una cosa no tiene porqué desencadenar en la otra, ni viceversa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece a mi que ´no te has aclarado demasiado con esas respuestas que tu mismo te has dado. Seguramente te confundan más que otra cosa. Has sido amado y mucho pero como has escrito, preferiste mirar hacia otro lado.

lacantudo dijo...

Ahora sé que lo he sido. También sé que no fuia mado, ni mucho ni poco, precisamente por aquellas que me lo decian en la cama o entre beso y beso apoyados contra la pared de un bar. Aquello no era amor. El amor de verdad a veces se me dió envuelto en reprimendas o consejos, en abrazos sinceros y en cartas de despedida.
Acostumbro a confundirme constantemente y a idealizar a las personas. Pero eso comienza a terminarse. Ahora ya no miro para otro lado y el brillo de algunas amistades puede que me deslumbre pero para eso, nada como unas gafas de sol y seguir mirando de frente.