viernes, 3 de febrero de 2017

Pura

Aún soy pura, pero solo aquí. En el resto de los lugares donde se me permite presentarme, el ser humano no cesa en su empeño de corromperme. A mi, que soy fuente de vida. A mi, que soy capaz de potenciar el desarrollo de un cultivo con mis húmedas caricias y de horadar la firme roca con mi incesable beso.
Estoy aquí desde el principio de los tiempos y el ser humano nació en mi y de mi, como todos los seres vivos. El ser humano ha olvidado que está compuesto de mi en un setenta por ciento y que de no ser por mi presencia, tan solo sería un proyecto inacabado.
En este remanso de paz, donde corro fresca y pura y me doy a los árboles y al musgo, todavía conservo la ilusión de aquel principio, todavía creo en los finales felices y todavía sueño con un futuro en la Tierra, sin sequías ni hambrunas.
He recibido a demasiados hombres y mujeres en mi seno. He abierto mi pecho a su desesperación, a su coraje y a su falta de previsión en tantas ocasiones, que quizás sea por ello por lo que se me pretende castigar con vertidos, desechos y encierros temporales.
Se me ha juzgado por un injusto tribunal que ha osado sentenciarme a muerte y aunque se han construido demasiadas prisiones para privarme de la libertad, de todas me he terminado fugando. No hay máxima seguridad, ni guardias, ni esclusas ni muros capaces de soportar el empuje de mi ira.
Soy el agua, soy vosotros, soy lo que nace, vive y muere en mi. Lo soy todo y en ocasiones me dejo llevar hasta los cielos para volver a caer  sobre el planeta, mecida por los vientos que  me acarician, cuando soy esponjosa nube
El sol calienta mi cuerpo pero no es capaz de quemarme, no hay elemento capaz de derrotarme pues incluso el fuego, tan solo consigue hacerme ebullir enfadada para  terminar recibiédome de nuevo, tras renunciar a mi burbujeante enfado.
La luna juega a confundir mi camino y me hace dudar, avanzar y retirarme, pero hemos encontrado el equilibrio y hemos llegado a un acuerdo.
A veces soy incolora, inodora e insípida y a veces derrocho salero y huelo inténsamente a mundos sumergidos y a civilizaciones antiguas.
En cualquier caso, lo quieran o no, siempre estaré aquí.
Disfrutadme mientras podáis, mientras queráis y sepáis hacerlo. Después de beber en mi, de renegar de mi amistad y de escupirme contra el viento, ahogaré vuestra maldad en un abrazo eterno.
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