sábado, 25 de febrero de 2017

La princesa Carolina y el consejo del hechicero.

Tras terminar de escribir el mensaje en el minúsculo pergamino, el mal llamado hechicero, se levantó de su mesa de trabajo y se dirigió a la terraza de la torre donde habitaba y tenía su estudio y su biblioteca. En la terraza, se encontraba el pequeño palomar donde se protegían del frío castellano, las palomas mensajeras. Escogió a una, "Gatita", su más veterana y eficaz paloma y le ató a su pata derecha el cilindro de cuero donde introdujo la nueva misiva.
Cuando el monarca del reino de Castilla  contrató sus servicios, le explicó el mal que asolaba a su hija. La princesa Carolina, había amado a un joven trovador de la zona y como no sabía hacerlo de otra forma, se entregó a él en cuerpo y alma. Pero la juventud es caprichosa y aquel muchacho tomo su laúd y se fue con la música a otra parte, dejando a la princesa Carolina sola y con el corazón roto.
La princesa lloró y lloró durante muchos meses y un día sorprendió a todos, al mandar llamar al maestro constructor de la corte y encargarle que construyese una vivienda frente al palacio de sus padres. Aquello no hubiera sido nada anormal, pues los reyes comprendían el deseo de su hija de alejarse de las fiestas de palacio y de la estrecha y continua vigilancia de las cortesanas y los guardias., que anulaban su intimidad y su necesidad de evasión. Lo que los alarmó sobremanera es que pidiese que la vivienda tuviese una torre de gran altura, desde donde contemplar el mundo que ya no vería con su amado. También pidió que en vez de foso o muralla, se protegiese la vivienda rodeándola de un intrincado e inexpugnable laberinto donde resultase harto difícil encontrar una salida, en homenaje a su concepción del amor verdadero. Cuando su deseo estuvo listo, pidió que se la introdujese en la modesta vivienda con los ojos vendados y que solo conociese el camino de acceso su madre, a quien recibiría una vez por semana, para poder avituallarse con lo necesario y comunicarse con un ser humano pues solo quiso que un gato y un perro, le acompañasen en su destierro voluntario junto al palacio de sus padres.
El caballero al que el rey contrató como posible remedio a los males de su hija Carolina, al mal denominado hechicero, pues sabia que dominaba muchas artes y saberes vetados al vulgo, y este fue instalado en la torre más alta del palacio, frente a la torre donde pasaba largas horas del día su afligida hija.
Blanca, la hermana de Carolina, trató en vano de atravesar el laberinto y tanto quería a su hermana, que lo intentó tantas veces que sus padres terminaron prohibiéndolo, para que su salud mental no se resintiese. La princesa Carolina, de naturaleza sensible y generosa y de amplia y hermosa sonrisa, era muy querida por todos los habitantes del reino, que lloraban su decisión de distanciarse de ellos y de los niños a quienes la princesa Carolina enseñaba a razonar y a tomar decisiones con inteligencia, abandonando la pendencia como el único remedio para sus problemas cotidianos .
Iván, caballero templario que hacia algunos años había cambiado la espada por la pluma, decidió ayudar a Carolina a reunir las fuerzas para encontrar la salida y volver a la vida real, con el corazón completamente recuperado. Para hacerlo y sabedor de la afición de la princesa por escribir versos y cuentos, ideó un sistema de comunicación por escrito, en el que las palomas mensajeras trasladarían sus pensamientos y reflexiones de una torre a otra.
Él mismo era un devoto de las musas que inspiraron siempre sus cuentos, aunque le habían roto el corazón en demasiadas ocasiones y a punto estuvo también de aislarse del mundo en el peor de los momentos por los que atravesó en el pasado. En ese triste y duro momento sintió que el azufre de la traición le quemaba el pecho pero encontró el remedio a todo en los ojos y las palabras de una poetisa, que le explicó que el amor está en cada gesto y cada suspiro que comparte contigo un amigo, un pariente, un animal de compañía o en la hermosura de las olas del mar que crecen para morir al estrellarse contra la orilla una y otra vez.
Y fueron cruzando misivas a diario y en esta suerte de amistad y cariño epistolar, Iván consiguió que la princesa describiese con palabras hermosas y llenas de esperanza,el dolor que le había hecho estar a punto de arrojarse desde lo alto de la torre en demasiadas ocasiones. 
La reina, con la intención de que Carolina no se autoflajelase, había explicado a su hija en una de las visitas semanales, que el amor tal y como ella lo concebía no existía en el mundo real y que el caballero perfecto, el que supiese valorar su entrega y su generosidad, no era más que invento de juglares y trovadores. Pero si que existía y un ejemplo claro de compensión, empatia y misma concepción del sentimiento más intenso, más gratificante y más doloroso, lo tenía tan solo a un corto vuelo de paloma.
Con el tiempo la princesa Carolina logró salir  del laberinto y esbozando su recuperada e inmensa sonrisa, regaló a sus padres un manuscrito en el que supo al fin explicar que aunque el amor es ciego, hay personas lazarillo que consiguen evitar que el amor tropiece y que aunque estas personas no abundan, si existen y la vida tarde o temprano termina poniéndolas en tu camino.
Los reyes, quisieron pagar con un cofre de oro al supuesto "hechicero" pero este declinó el pago, argumentando que tan solo había aconsejado a la princesa que siguiese su instinto y que aprendiese de lo vivido.
El sol volvió a los ojos de la princesa Carolina y por extensión, al disfrutar y compartir la felicidad de su princesa, a los de todos los habitantes del reino.
Y colorín colorado, este cuento solo acaba de empezar.


viernes, 24 de febrero de 2017

A veces cruel, a veces juguetón.

Así de cachondo es el destino, que ha vuelto a  gastarme una de sus típicas bromas y ha dado un puñetazo en la mesa, para decirme que solo él decidirá, cuando  se cierra una etapa y puedo romper con el pasado.
Ayer tarde, una amiga que entre otras muchas cosas, pone su voz al servicio de la literatura, realizó una de sus "tardes deletreadas", de las que nos regala en un local emblemático de mi ciudad. En estas tardes tan especiales, lee al público asistente pasajes de algún libro que le ha llamado particularmente la atención y, explica una serie de datos sobre el autor. En esta ocasión, la "tarde deletreada" estuvo dedicada a mi libro "Historias para según qué días" y me brindó la posibilidad de contestar a sus preguntas sobre esa mi  primera aventura literaria allí mismo, en directo y arropado tan solo con un micro, con su firme ternura y con su sonrisa constante.
Yo me había propuesto utilizar el evento de ayer como carpetazo con el Juan dolido y emocionalmente débil que había escrito ese libro y, que ya estaba cansado de lamentarse, aunque esos lamentos consiguiesen emocionar a miles de lectores. Iba completamente decidido a sacarle un dedo a esos recuerdos, haciéndoles una gloriosa peineta pero mira tu por donde, cuando leyó "Bancos de piedra" casi me desmayo. Menos mal que Rosa Eva (la logopeda y escritora de alma cultrualmente inquieta, precursora de esta actividad) se dio cuenta de lo profundo de la herida que estaba tratando de suturar y me apretó fuerte la pierna mientras leía.
Superado ese bache ocasional y reforzado en mi decisión, las lecturas y las charlas con el público siguieron de forma más que agradable y fue al concluir, cuando el destino me reservó su lado más jocoso. Una joven que había escuchado todo sentada junto a su hermana, me pidió que le firmase un ejemplar del libro. Yo, que trato de no escribir nunca dos dedicatorias iguales, inmediatamente le pregunte en primer lugar su nombre, para comenzar la dedicatoria. Resultó que esa señorita de sonrisa cándida e inmensa, se llamaba Carolina, como la protagonista de uno de los relatos incluidos en el libro, que hace referencia a un suceso tan divertido como erótico de mi pasado. No pude evitar observarla disimuladamente y todo en ella me recordaba en exceso a la Carolina del texto original.
Nos sentamos y mientras le dedicaba el ejemplar, hablamos unos minutos. Esta nueva musa de mis textos, compartía pese a su juventud y a su belleza, muchos de los sentimientos y de las emociones reflejadas en los textos más duros y tristes de "Historias para según qué días". Como este Valladolid mio es un pueblo grande, quiso ese diablillo graciosete y juguetón al que llamamos destino, que el causante de su mal del alma, fuese familiar de un gran amigo mio. 
Todo ese cúmulo de catastróficas desdichas, me encogió el corazón y me vino a la cabeza que a veces, hay mujeres que se arreglan y se ponen preciosas y con un hermoso "vestido de dejar" que les realza la silueta, te invitan a cenar. Y a los postres, rompen contigo. Aquello me hizo recordar también que no siempre que se tienen ganas de llorar, es de pena y que cuando lloras por detrás, es porque el llanto viene provocado por agradables y positivos motivos. Entonces lloras por el exterior del lacrimal, sin hipos ni mucosidades alarmantes, a diferencia de cuando lloras de rabia o de dolor, que aquello es el festival de lo escandaloso y plañidero. Digo esto porque aquella broma del destino de presentarme a una hermosa Carolina, compañera en el desamor, a punto estuvo de hacerme llorar por detrás, sabedor de que aquel encuentro iba a llenar muchas, muchas páginas. Pero no me la jugué y me contuve. Bastante fama de ñoño tengo ya. Y en eso si que voy a romper con el ayer. Desde luego, siempre seré como soy, el que nace lechón, muere cochino y renace más lechón que nunca, pero no pienso permitir que se convierta en algo de dominio público. Ya no.
Creo que "Historias para según qué días" va a dar a luz a una segunda parte, si mi querida Estela Labajo, quiere volver a poner su pincel a mi servicio. "Historias para según qué npches" tendrá un nuevo "Carolina", que será un canto a la vida y al destino. También tendrá un "Deuda", dedicado a los ojos más verdes y maás llenos de amor y que ya he publicado aquí hace un par de días.
Ilusionado y feliz con este nuevo proyecto.

martes, 21 de febrero de 2017

Deuda

Aunque ahora estoy en otro momento de mi vida, y de mis textos, en el que lucho por ser el mejor escritor que pueda ser y por abstraerme de mi realidad al escribir, hoy voy a hacer un nuevo "kit-kat".
Afirmo constantemente con cierta presunción, que siempre cumplo mis promesas y siempre termino pagando mis deudas. Ambas afirmaciones lucho por que sean ciertas. Y hoy voy a pagarte mi deuda. Porque estoy en deuda contigo.
Te dediqué mi primer libro. Y el primer texto de esas "Historias para según qué días", era un resumen de nuestra historia.  Historia del amor más hermoso, que es el que bebe de la sangre en común, de la familia.
Lo titulé "Tantas cosas" y en él, quise hacer un pequeño resumen o quizás, un muestrario de todo lo que hemos compartido juntos, de todo lo que me dabas constantemente y que ahora conforma el montante que adeudo. Creo que es justo que te devuelva lo que derrochaste conmigo, porque hay otro a quien conociéndote, querrás que no le falte de nada y sería muy egoísta por mi parte el quedarme con lo que no me pertenece. Ahora le cedo a él los segundos de calma y los instantes junto a ti pero para que os miréis a los ojos, os acariciéis y os digáis todo lo que queráis deciros. Me reservo la lágrima en la ocasión más difícil porque esa me la regalaste tu junto a mi cama de la UCI y no pienso devolvértela. Sabe a gloria bendita. 
Ya no volveré a correr por los pasillos de mi vida porque sé a lo que conducen las prisas. Y esa bicicleta que me llevó hasta tu sonrisa, tiene una rueda pinchada. Todos tus abrazos, aún a veces distantes, fueron siempre sinceros y también me los quedo. Los pelos, blancos o negros, te los dejo en tu sofá blanco, confundidos con los de tu gata y mejor en el sofá que en jerseis y sudarios.
Las mejores conversaciones en los peores momentos no se me olvidarán jamás. Como tampoco olvidaré nunca las peores y más surrealistas conversaciones en los mejores y más divertidos momentos.
Ya no compartimos humo ni pitillos.Has dejado de fumar y yo te envido también por eso. No he tenido cojones para hacerlo y eso que el monstruo del tabaco se llevó a mi padre, a quien tanto queríamos los dos. Ocasionalmente seguimos compartiendo tortilla de patatas,sushi y copas de vino de esa botella que descorchó él, porque yo no supe atinar nunca con el sacacorchos.
Aún nos enviamos mensajes al móvil y seguiremos haciéndolo el resto de nuestras vidas porque cuando la noche es más negra y los monstruos que viven en el armario, se me juegan a los chinos, solo tengo que pensar en ti y escribirte, para que abandonen la partida y se dediquen a otra cosa.
Por desgracia, siempre he dado más disgustos que buenos consejos.
Aunque ya apenas juguemos al mús, podremos seguir tomando cafés sin problema, porque mi alma ya está seca. Nos quedan muchos conciertos y muchos paseos por la playa. Y por mucho que busque, tus ojos me seguirán reafirmando en que eres el detalle mas bonito del paisaje más hermoso.
Sé que siempre tendré tu hombro para llorar cuando lo necesite. Tu tienes todo mi ser. Del mismo modo, el montón de recuerdos junto a ti, que he tenido la suerte de recuperar, nos pertenecen a los dos. Sé también, que si algún día vuelvo a perderlos, al apretarme fuerte la mano, como hiciste tantas veces aquel abril de dos mil catorce, me estarás pasando los tuyos.
Tenerte en mi vida y quererte y que me quieras, es la mayor de las esperanzas. Ahora el que sabe que no tiene nada que ofrecerte soy yo. Solo te puedo ofrecer todo lo que soy y todo lo que me gustaría llegar a ser.
Y con estas palabras, escritas entre lágrimas de emoción, estamos en paz. Sé feliz por favor, se feliz con tu hija y con él, con quien tu escojas. O sola con tu peque. Eres muy libre de hacer lo que te pida el cuerpo a cada segundo y una de las cosas que más me ha costado aprender pero que he conseguido aprender al fin y, a raíz de cierto cambio de visión sobre la vida, es que sobre todo, y por encima de todo, quiero que seas feliz.
Siempre te querré.
Siempre tuyo.

El hombre que dejó de firmar como Peter Pan y que ha crecido y firma como Juan Pizarro.

sábado, 18 de febrero de 2017

Que todo cambie para que no cambie nada

Mis órdenes son bastante claras y valen bien el peso de la bolsa que por cumplirlas me pagan.Debo entrar en la cárcel de San Casciano y localizar al reo llamado Nicolás Maquiavelo, simular una de las habituales  riñas  carcelarias y hundirle la daga en el corazón hasta que quede ausente de latido.
La ofensa a Lorenzo de Medici ha debido ser tal,que para ganarse la amistad de su familia, el caballero que me ha contratado, está dispuesto a implicar su vida y su hacienda en este feo asunto.
Por lo que me han contado, Maquiavelo ha escrito un libro durante su condena, en el que busca redimirse de la ofensa a su antiguo mecenas. En este manuscrito, el autor habla de las virtudes de un príncipe y de como debe proceder durante el tiempo de su principado. Claramente y de forma aduladora a más no poder, se ha escrito imitando la vida y obra del Medici Lorenzo.
Este encargo lleva aparejada a la buena bolsa, la satisfacción de acallar a semejante lacayo, por muy ilustrado que sea. A veces la ignorancia aleja al hombre del servilismo de espíritu.
He puesto mi espada al servicio del dinero desde que aprendí a  manejarla con soltura y nunca me faltó un bravo que tratase de desarmarme ni una dama que me desnudase junto al lecho. No entiendo porqué, alguno se cree con derecho divino para gozar sin esfuerzo de lo que yo me gano con el sudor de mi frente y con la sangre de quien se bate frente a mi.
Mi buen acero toledano, comprado a un soldado español de los que abundan en Nápoles, al que pagué buenos dineros, ya pende del cinturón, sabedor de que con seguridad, tendrá que abandonar la vaina. En el interior de la bota derecha, alojo una de esas dagas que los españoles llaman "misericordia". El español, es un pueblo que siempre  ha sabido  vivir con el honor en los labios y morir con la sonrisa en el gesto. De alguna manera, nuestros primos de la piel de toro, me resultan enternecedores. Valientes en la riña y temerosos de Dios, cuando ya nada pueden solucionar con la espada.
Hoy Maquiavelo morirá bajo el peso de mi daga y con él enterrarán su lengua viperina y su falta de pudonor, pues es capaz de lamer la bota que le pisa el cuello.
Soy romano de vieja estirpe. Mis antepasados ayudaron a crear el mayor de los imperios y colocaron césares en el trono, pero jamás mendigaron gratitud ni parabienes de nadie. Con el tiempo mi linaje perdió oro y posición pero nunca el orgullo y la habilidad con la espada.
Esta noche, volveré a ganarme mis honorarios y el honor de no faltar a lo que me enseño mi padre.  Los príncipes, incluso los que son hijos de reyes, mucho me temo que salen airosos de sus lances con la historia y la justicia, por el mero hecho de haber sido coronados como tales. Del mismo modo, las infantas y sus caballeros también sortean la ley como mejor les conviene. Espero que con el tiempo, estas prevendas queden anuladas y todo cambie para que estos atropellos a la razón y al ciudadano, desaparezcan con el paso de los siglos y si no, sé que los futuros ciudadanos sabrán cercenar a un tiempo cabezas y agravios comparativos.

lunes, 13 de febrero de 2017

Varón caucásico



No debería olvidar que la vida marca y que con cada noche en vela, con cada pesadilla, con cada despertar sobresaltado, se consolidan los errores del pasado. En esta ocasión el pasado se había vuelto presente para tratar de terminar con su futuro.
Lo vio llegar a través de una rendija de la persiana de la ventana del salón, bajada por seguridad como el resto de persianas de la casa. 
Por la forma de mover los brazos al caminar, atravesando el jardín de la entrada, intuyó que bajo la chaqueta negra de cuero ocultaría el arma, en una de esas fundas sobaqueras. Chaqueta corta que no podía ocultar un arma de mayor tamaño que un revolver o una pistola automática. Seguramente llevase también otra pistola o un cuchillo en el interior de una de las botas de ante. Gafas de sol de moda, de rabiosa actualidad; grandes, ideales para pasar desapercibido de cara  a una rueda de reconocimiento.
Vaqueros oscuros desgastados pero no ceñidos, que le permitirían levantar la pierna lo suficiente para dar una patada a la puerta en caso de que se le resistiese la cerradura o para desarmar a su objetivo si sacaba el arma antes que él.
Debía de tener poco más de cuarenta años. Seguramente ex miembro de alguna unidad de las fuerzas especiales del ejército ruso. Su aspecto físico indicaba que dedicaba tiempo a cuidar su mejor herramienta de trabajo, su cuerpo. No mediría menos de metro noventa y pesaría unos ochenta kilos. Fuerte pero proporcionado y fibroso, no el típico culturista que te encuentras en los gimnasios de la trena. Cabello claro de impecable corte, no llamativamente corto, de largura justa para peinarse la raya.  Lo hizo muy bien. Discretamente había guardado el casco en el maletín del escuter que aparcó frente a la puerta del adosado. El suyo era un vehículo perfecto para abandonar al escena del crimen sin llamar la atención. El escuter le permitiría, además de pasar completamente desapercibido, sortear el tráfico con agilidad y rapidez y entrar por cualquier tipo de vía urbana donde desaparecer sin  que nadie reparase en él.
Sabedor de que el asesino profesional abriría la puerta principal de acceso a la vivienda en cuestión de segundos, corrió al dormitorio principal de donde rescató la Beretta de nueve milímetros de debajo de la almohada y le colocó el silenciador tras montarla con un gesto mecánico y retirar el seguro.
Se apostó tras la puerta de la cocina y lo esperó allí, entre tinieblas.
El sicario de la mafia rusa, con la que había contraído una deuda de juego que no pudo pagar a tiempo, cerró la puerta tras él sin hacer ruido y sacando de la sobaquera una "Eagle desert", que asustaba solo con su presencia, comenzó la búsqueda de su objetivo. No se había tomado la molestia de ponerle un silenciador para amortiguar el estruendo de los disparos de semejante artefacto.
Entonces, a través de la rendija de la puerta, vio que tras asegurar el salón y el cuarto de baño, se inclinó despacio sin apartar la vista del pasillo y sacó una navaja automática del interior de su bota izquierda. Seguramente esa fuese el arma con la que pensaba matarle, la otra era tan solo para impresionar y ordenarle que se pusiera de rodillas con las manos en la cabeza. Después le atravesaría el corazón o  le cortaría el cuello de lado a lado. O ambas cosas.
Con lo que no contaba aquel varón caucásico de letales intenciones, era con su formación como policía militar en el pasado y con que el también había hecho sus pinitos en el mundo del asesinato por encargo.  Dejó que el sicario se asomase a la cocina y tantease la pared buscando el interruptor de la luz. Entonces le colocó el cañón del silenciador en la nuca y apretó el gatillo dos veces. Los sesos del apuesto asesino se esparcieron por los azulejos de la pared y por las baldosas del suelo y al caer de bruces contra la mesita de la cocina, hizo un ruido sordo. Por precaución y seguridad, le disparó dos veces más, una en la espalda entre los omóplatos y otra en la masa informe en que se había convertido su cabeza.
Alea jacta est. La suerte estaba echada. 
´Sin prisa pero sin pausa, hizo acopio del dinero que le quedaba en casa, del que encontró en la cartera del difunto y de un par de buenos y caros relojes de pulsera y alguna joya para hombre, anillos, cadenas, gemelos... caprichos de un pasado más afortunado. 
En una bolsa de viaje de piel, introdujo los objetos de valor seleccionados, algo de ropa, munición y su neceser y tras cerrar bien la casa , bajó las escaleras que conducían al garaje, metió la bolsa en el maletero, se puso las gafas de sol del difunto que había abandonado en el suelo de la cocina, arrancó su pequeño y fiable utilitario y abandonó Madrid por la M30 en dirección a la carretera de Andalucia y de un futuro de clandestinidad y supervivencia, lejos de su vida, sus recuerdos y sus seres queridos.
Cuando atravesó el arco de bienvenida a Marbella, vestigio de los tiempos de Gíl, decidió que antes de buscar alojamiento en casa de algún amigo del pasado, acudiría a Puerto Banus a presentar sus respetos al capo local de la familia napolitana que había conseguido imponer las reglas de la "Camorra" sobre las de las mafias del este. No hacía mucho había intentado alejarse de aquella vorágine de delincuencia y peligro, pero su afición por la ruleta y por las pelirrojas de falda corta y escote largo, le habían devuelto otra vez al punto de partida.
Nada está escrito. Haría de su vida el más interesante de los best- sellers y algún día se lo dedicaría a la mujer adecuada, la que consiguiese retirarlo de aquello con un beso de amor, como en los cuentos de hadas.

 




sábado, 11 de febrero de 2017

Respuestas.

Tantas y tantas preguntas y, tenía las respuestas ahí mismo, delante de mis narices pero como acostumbraba a hacer siempre en el pasado, me empeñaba en mirar para otro lado.
Me he hartado de escribir sobre el amor, suspirando y maldiciendo por no haberlo encontrado pero ahora que sé la respuesta a mi eterna pregunta, me siento bastante gilipollas. La ignorancia es atrevida, como la juventud y aunque me empeñe en comportarme como un crio, ya no soy joven. Ignorante tan solo en según que cosas aunque en asuntos del corazón lo he sido hasta lo humánamente posible.
¿Que cojones es eso del amor y donde coño se esconde? 
No se esconde. Está tan cerca y es tan visible, que puede que tan solo se mimetizase con lo cotidiano y por eso me costase tanto reconocerlo.
La gran confusión, el error que me he obcecado en repetir hasta la saciedad,ha sido el haber querido identificar el amor según lo que muestran de él las películas. Eso no es más que un amor adulterado y manipulado en laboratorios donde se crean fórmulas carentes de espontaneidad y emoción y se trata de sustituir los ingredientes que faltan por grandes dosis de artificio.
El amor nace de la amistad y del cariño. Añadir deseo y contacto físico, tan solo es conseguir la mezcla a la que poder envasar y etiquetar bajo nombres tan diversos como "rollo", "noviazgo", "pareja", "matrimonio", "follamigos" o cualquiera de las variedades mediante las que identificamos los resultados y derivados  del amor.
El amor puro, el de verdad, es esa inmensa llamarada de afecto que te abrasa las entrañas y te pone el pecho al rojo vivo cuando sientes el cariño y el constante apoyo de tus familiares y amigos verdaderos. De hecho es curioso que psicólogos y psiquiatras califiquen las rupturas sentimentales como periodos de luto. El duelo por la ruptura de la relación con  alguien a quien querías, es intenso y duro de sobrellevar pero se queda muy corto al lado del dolor que te genera la muerte de un ser querido.
Ahora sé lo mucho que he amado a mi padre, reconozco el amor que siento por mi madre y por mis hermanos y por muchos de mis amigos y de mis amigas. Hay amigas a las que amo tanto, que como canta Pablo Milanés en este tema que encabeza la entrada, "la prefiero compartida antes que vaciar mi vida".
No hace mucho, una amiga escritora y orientadora sexual, me explicó que de una amistad sincera puede nacer el más hermoso de los amores. Y la creo sin reservas, porque hay personas en mi vida que no han sido, no son y seguramente no sean nunca mis parejas, que me llenan el alma, me  aportan lo más bonito tan solo con su presencia y me hacen querer ser mejor persona y ofrecerles todo lo bueno que puedo dar.
Ahora entiendo el dolor y la tristeza que se siente cuando te separas de un amigo al que tardarás en volver a ver y la frustración que te genera el no tener la posibilidad de pasar más tiempo con una amiga que está lejos. Ese dolor nace del amor, se alimenta del amor y es amor. El dolor que sientes cuando muere un ser querido, es también amor pero en su versión más amarga.
La solución está en dejar de buscar, perseguir y anhelar. El amor está a mi lado y me dan tanto, que me hace despertar cada mañana con una sonrisa en la boca y con ganas de recuperar lo perdido y lo olvidado.
Tengo que abandonar el egoísmo de querer poseer a la persona amada. Todos somos libres de elegir nuestro camino y de compartirlo con quien prefiramos. Tengo que abandonar la costumbre de confundir orgasmos con amor. Cuando van de la mano son increíbles y maravillosos pero una cosa no tiene porqué desencadenar en la otra, ni viceversa.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Visto para sentencia

Antes de entrar en la sala, la letrada Elena Parranda, desconectó la luz del frontal de espeleólogo que se había ajustado sobre la frente e introdujo una batería extra en el bolsillo de la toga. Dada la naturaleza de "no muerto" de su cliente, el juicio debía celebrarse en ausencia de luz solar y aunque los juzgados de Plaza Castilla disponían de buena iluminación, salir a fumar un cigarrillo al exterior durante los recesos era de lo más peligroso e incomodo. Dentro de la prevención de riesgos laborales, el defender a personajes de ultratumba exigía cumplir con ciertos requisitos.
Atravesó la sala hasta ocupar su lugar en el estrado, despertando las miradas de los presentes y el interés de los medios de comunicación. La letrada Parranda, de hermosa e irresistible presencia física, se había ganado una bien merecida fama como abogada, al haber representado a otros escalofriantes personajes como  Jason (de viernes 13. El primer caso de "mooving" llevado al  cine) Alien (donde consiguió una gran victoria contra la aplicación injustificada de la ley de extranjería y la mala gestión del derecho de asilo) la niña del exorcista (claro ejemplo de discriminación por motivo de sexo) y Bárcenas ( acusado de la desaparición mágica de libros de contabilidad y millones de euros de la caja B de un partido político).
- Con la venia- comenzó la letrada- Hoy 8 de febrero de dos mil diecisiete, expongo ante la sala, los motivos que han llevado a mi cliente, Blad Tepes, más conocido como Blad Dracull alias "el empalador", o Drácula, a presentar demanda contra el señor Van Helsing por acoso, lesiones, homicidio en grado de tentativa, allanamiento de morada y lucro cesante.
Del mismo modo, solicito de su señoria la inmediata orden de alejamiento del demandado contra el demandante, pues entendemos que hay grave riesgo de que el demandado persista en su actitud.-
El letrado del Van Helsing, se levantó en el acto al escuchar la slicitud de la atractiva letrada pero el juez del tribunal, al intuir la protesta de la defensa del demandado, dijo sin levantar la vista de los documentos que tenía sobre la mesa:
-Desestimada la protesta. Protesta no a lugar. Ruego al letrado del señor Van Helsig, permita a la señorita Parranda terminar su exposición. El tiempo juega en contra del cliete de la letrado Parranda y si no he dictado sentencia antes de que salga el primer rayo de sol, habrá que interumpir la vista hasta mañana por la noche a primera hora tras el ocaso.-
-Gracias, señoría.- dijo la letrado Parranda- En el listado de pruebas acusatorias presentadas ante este tribunal, su señoría podrá ver, además de las grabaciones de las cámaras de seguridad del Castillo en Cuellar de mi cliente, la estaca con la que se atacó al señor Tepes, incautada por los agentes de la benemérita que acudieron a la llamada al 112; la cruz de hierro que el señor Van Helsing instaló frente a la puerta del garaje de mi cliente, impidiéndole el acceso o la salida del castillo por el mismo y, la ristra de cabezas de ajo con las que se vejaba y humillaba a mi cliente en cuanto el señor Van Helsing tenía oportunidad, al conocer la intolerancia al ajo de mi cliente, que le lleva a sufrir crisis alérgicas severas, con necesidad de antiestamínicos por vía intravenosa.
Mi cliente es además hemo dependiente, como acreditan los informes médicos que aportamos al tribunal. Con la venía, llamo al estrado al Doctor Minguez, cirujano cardiovascular de la clínica de la Princesa de Madrid, y experto en enfermedades de la sangre y sus afecciones y secuelas, que impiden a mi cliente llevar una vida normal,-
La vista se desarrolló durante toda la noche y pese a los continuos intentos de la defensa por desacreditar a los testigos de la acusación antes de que saliese el sol, el magistrado al frente del tribunal de lo contencioso administrativo, dictó sentencia a favor de Blad Tepes. c Van helsing fue condenado a indemnizar al demandante con la sangre de cien vírgenes (habría que buscarlas fuera de Madrid, dada la escasez de género en la capital) doscientos cincuenta mil euros en concepto de sanción y estableciendo una orden de alejamiento del demandante de quinientos metros. Así mismo el señor Van Helsing fue condenado en costas.
Esta ha sido otra victoria más de la letrada Parranda, quien se postula como candidata a asumir la demanda de la comunidad internacional, contra el señor Donald Trump, presidente de los Estados unidos de América, por megalomanía violenta y peligrosa ideocia.
Pero eso, es otra historia.


lunes, 6 de febrero de 2017

Disfraces



Antes de llamar al timbre, con un gesto mecánico e involuntario trató de ajustarse el gorrito verde con la pluma que acostumbraba a lucir en todas sus correrías, pero al encontrar tan solo el tacto del fijador de pelo con el que había domado su cabello tras salir de la ducha media hora antes, Peter recordó que lo había dejado en la casa del árbol, allá en Nunca Jamás.

Estuvo a punto de hundir el barco de Garfio presa de un brutal ataque de ira, cuando esté le reconoció que había convencido a Campanilla para que bebiese una pócima que le daría apariencia humana y podría pasar inadvertida en el mundo real. En lugar de castigar a Garfio por sus felonías, Peter le incautó una botella de esa pócima y tras inutilizar el timón del navío y cortar el aparejo del palo mayor, abandonó al capitán pirata y a su alcoholizada tripulación a su suerte.

Ya en la casa árbol, Peter le explicó a los niños perdidos que estaría fuera unos días. Que había encontrado a Campanilla y que la traería de vuelta a casa. Los explicó que hacer en caso de que surgiera cualquier problema, los abrazó uno a uno y tras espolvorearse con polvo de hadas, hizo un pequeño hatillo con su daga, una muda limpia, algo de oro y piedras preciosas del tesoro de Garfio y la botella de la pócima mágica. Sin perder la sonrisa, cacareó bien alto y emprendió su viaje hasta ese lugar llamado Nueva York, donde el viejo capitán, le había confesado que estaba ella. La confesión de la nueva identidad del hada y su lugar de residencia, le habían permitido regresar vivo a la tabla colocada en la borda antes de que el enorme cocodrilo terminase de ponerse el babero para disfrutar del festín con el que llevaba mucho tiempo soñando.

Peter ideó su plan instalado en un cuchitril de la gran manzana y tras apurar el contenido de la botella de un trago, partió en busca del complemento para su disfraz.

Cuando la actriz conocida como Marilyn Monroe, abrió la puerta, se encontró con el repartidor de la floristería que había llamado al telefonillo del edificio. Lo invitó a pasar y al velo moverse, con firmeza, seguridad e incluso algo de arrogancia, reconoció a la persona que se ocultaba bajo aquel disfraz.

-¿Peter? Eres tú ¿Verdad?-

Esto lo preguntó Campanilla, con la certeza de conocer la respuesta pero con la necesidad de que él se identificase y le explicara como había dado con ella y qué estaba haciendo allí.

-Soy yo, Campanilla. Garfio me lo ha contado todo y he bebido de la misma pócima que tú, para poder pasar desapercibido entre los humanos y tratar de convencerte de que vuelvas a casa. En Nunca jamás todos te echan mucho de menos. En Nunca Jamás las noches se han convertido en aburridas y los días en monótonos, desde que tú no estás. Vuelve conmigo, por favor.-

Mientras hablaba, Peter no pudo evitar mirarla de arriba abajo. Campanilla siempre había sido una  diminuta belleza con halitas, pero con ese disfraz de rubia sex simbol, estaba realmente arrebatadora.

Campanilla, interpretó a la perfección su mirada.

-Por lo que veo, al beber de la pócima, te has vuelto humano de verdad. Igual al hacerlo, has dejado de ser el eterno adolescente y has recuperado de golpe las necesidades propias de tu edad y de tu sexo. Veo que te gusto y me deseas y me parece que sería absurdo y ridículo no aprovechar este momento, Peter. Yo también siento el calor de las necesidades humanas y particularmente creo que te favorece mucho este look de joven y atractivo humano embobado ante la belleza de mi disfraz. –

No dió tiempo a seguir hablando. Peter arrojó sobre la mesa del salón de la vivienda el ramo de flores que le franqueó el acceso al edificio y se abalanzó sobre Campanilla, sintiendo un ardor tal en su interior que aún sin saber muy bien lo que estaba haciendo, la despojó del vestido mientras él mismo se desnudaba.

Campanilla lo recibió con pasión y al ayudarle a quitarse la camisa, comenzó a besarle los pezones con un ímpetu desaforado.

Yacieron en el suelo, en el sofá, sobre la mesa, contra la pared camino del dormitorio y varias veces en la cama.

Los gritos de placer de ella y los cacareos más salvajes de él, se escucharon en todo el edificio.

Por la mañana, al despertar del sueño que los encontró abrazados y exhaustos, Peter descubrió un nuevo y descomunal placer: el tabaco. Mientras compartía el cigarrillo con Campanilla, ambos llegaron a la conclusión de que ya no volverían a Nunca Jamás, de hecho no volverían nunca jamás. Con el trabajo de ella como actriz y la habilidad de Peter para las artes circenses, podrían mantenerse holgadamente en sus nuevas identidades y pasar el tiempo libre haciendo el amor.

Pero eso…ya es otra historia.




viernes, 3 de febrero de 2017

Pura

Aún soy pura, pero solo aquí. En el resto de los lugares donde se me permite presentarme, el ser humano no cesa en su empeño de corromperme. A mi, que soy fuente de vida. A mi, que soy capaz de potenciar el desarrollo de un cultivo con mis húmedas caricias y de horadar la firme roca con mi incesable beso.
Estoy aquí desde el principio de los tiempos y el ser humano nació en mi y de mi, como todos los seres vivos. El ser humano ha olvidado que está compuesto de mi en un setenta por ciento y que de no ser por mi presencia, tan solo sería un proyecto inacabado.
En este remanso de paz, donde corro fresca y pura y me doy a los árboles y al musgo, todavía conservo la ilusión de aquel principio, todavía creo en los finales felices y todavía sueño con un futuro en la Tierra, sin sequías ni hambrunas.
He recibido a demasiados hombres y mujeres en mi seno. He abierto mi pecho a su desesperación, a su coraje y a su falta de previsión en tantas ocasiones, que quizás sea por ello por lo que se me pretende castigar con vertidos, desechos y encierros temporales.
Se me ha juzgado por un injusto tribunal que ha osado sentenciarme a muerte y aunque se han construido demasiadas prisiones para privarme de la libertad, de todas me he terminado fugando. No hay máxima seguridad, ni guardias, ni esclusas ni muros capaces de soportar el empuje de mi ira.
Soy el agua, soy vosotros, soy lo que nace, vive y muere en mi. Lo soy todo y en ocasiones me dejo llevar hasta los cielos para volver a caer  sobre el planeta, mecida por los vientos que  me acarician, cuando soy esponjosa nube
El sol calienta mi cuerpo pero no es capaz de quemarme, no hay elemento capaz de derrotarme pues incluso el fuego, tan solo consigue hacerme ebullir enfadada para  terminar recibiédome de nuevo, tras renunciar a mi burbujeante enfado.
La luna juega a confundir mi camino y me hace dudar, avanzar y retirarme, pero hemos encontrado el equilibrio y hemos llegado a un acuerdo.
A veces soy incolora, inodora e insípida y a veces derrocho salero y huelo inténsamente a mundos sumergidos y a civilizaciones antiguas.
En cualquier caso, lo quieran o no, siempre estaré aquí.
Disfrutadme mientras podáis, mientras queráis y sepáis hacerlo. Después de beber en mi, de renegar de mi amistad y de escupirme contra el viento, ahogaré vuestra maldad en un abrazo eterno.
 .

miércoles, 1 de febrero de 2017

Cosquillitas.

El orgasmo lo alcanzó en pleno éxtasis de amor, como un agradable puñetazo de cosquillitas en la tripa y a los pocos minutos le sumió en un maravilloso letargo del que despertó por la ansiedad que le generó, el haberse dormido acariciando su espalda desnuda, sin haberse fumado el tan necesario pitillo de después.  Se pudo hacer a tientas con el paquete de tabaco que dejó en  la mesilla de noche tras desnudarse y logró alcanzar también el mechero de gasolina. Encendió un cigarrillo que bailó en su boca satisfecha e impregnada aún de su sabor.
Ella no fumaba pero era absolutamente transigente con todos sus vicios. Con todos. Su tierna y amorosa complicidad, habían ganado el corazón del poeta desde el día en que la conoció en la presentación de uno de sus poemarios. Al reparar en su enorme y sugerente sonrisa, supo que de alguna manera aquella rubia de mirada pícara, llenaría muchas de las páginas en blanco de su futuro.
Esta noche, al hacer el amor, ella ratificó cabalgando sobre él,la impresión que tuvo al verla en la cola para la firma de ejemplares. Sexualmente era una autentica diosa, Conocía todos los resortes para convertir el acto sexual en un placer del Olimpo tal, que inmediatamente comprendió aquello que escribió Fernando De Rojas siglos atrás: "Melibeo soy, en Melibea creo y a Melibea amo".
El primer beso se convirtió en la antesala de la experiencia más placentera que había vivido en sus cuarenta y dos años y había disfrutado de muchas y muy diferentes noches de placer.
Mientras se despojaban de  la ropa junto al lecho, sintió que el corazón le iba a estallar. Ella no dejó de sonreír en ningún momento, ni tan siquiera cuando comenzó a besar con dulce maestría su glande, antes de introducírselo en la boca. él correspondió el regalo de aquella felación con una glotona incursión entre sus piernas, que levantó gemidos y jadeos en do, sol  y re mayor y, para su sorpresa, una espontánea y risueña carcajada, cuyo significado no era otro que la forma con la que aquella encantadora mujer expresaba su placer más intenso. Despues de jugar con sus lenguas, él se hizo fuerte sobre ella y la penetró con una inusual mezcla de ansia y delicadeza, maridando con los más pasionales besos cada uno de los movimientos. Ella era profundamente húmeda y cálida y él tuvo que controlarse para que aquello no terminase demasiado pronto. Entonces ella tomo las riendas de la situación y decidió que domaría aquel potro desbocado y controlaría su encabritado galope.
Al tenerla a horcajadas como una hermosa amazona, la boca se le fue sola en busca de los rosados y duros pezones. Aquello era un verdadero menú degustación, de un chef celestial condecorado con toda una galaxia Michelín.  La galopada cesó en el momento en el que ella desmontó para ofrecerle su sexo en la más oferente de las posturas y él acudió solícito a la llamada, poseyéndola mientras acariciaba su nuca con los labios y la punta de la lengua. Poco mas pudo contenerse y tras casi una hora del sexo más glorioso, eyaculó perdiendo el conocimiento casi al instante.
Mientras recordaba aquello, el cigarro se consumió entre sus labios y una poderosa erección le indicó que jamás podría desengancharse de la potente droga que ella le había suministrado, siempre sonriendo. Apagó el pitillo, justo cuando ella se volvió hacia él y le acarició el miembro, deseosa de un segundo round. Sonriendo también, la besó de nuevo y la prometió que volvería al ring tantas veces como ella estuviese dispuesta a pelear por el título.
En la actualidad, ella suma más de doscientas victorias por KO y setenta y dos a los puntos y él es el eterno aspirante al cinturón de la federación internacional del amor.