martes, 12 de julio de 2016

Bailando

Hace ya tiempo que comprendí, que por mucho que escuche a los Bee Gees y se me vayan solas las piernas, no soy Tony Manero.
El parecido físico entre Travolta y yo, es equiparable al existente entre "Torrebruno", y el actor que da vida a "Lobezno". Estoy más cerca del entrañable actor y ¿músico? italiano, de impecable peluquín, que al patilludo, fornido y atractivo Hugh Jackman.
Al fin y al cabo, el físico es lo de menos. Esto, junto a lo de que la belleza está en el interior y lo de que el tamaño no importa, constituyen parte del decálogo de las grandes falacias de la humanidad.
Diferencias físicas aparte, lo peor llega, cuando la excesiva confianza en uno mismo que confiere el alcohol (invento del maligno) te lleva a tratar de emular al sex símbol discotequero.
Nunca olvidaré el día en el que con un whisky de más, maridado con un excelente exceso de ego, me acerqué al dj de un garito a pedir que pinchase el mítico tema "stayin alive", banda sonora de la peli Fienbre del sábado noche, con la sana intención de deslumbrar a un grupo de jovencitas con mis movimientos de cadera. Y debí de deslumbrarlas, porque la mayoría de ellas, o se tapaban los ojos con las manos o miraban hacia otro lado.
Me vine arriba y me acerqué a una chavala que llevaba mucho tiempo llamando mi atención.
Desde que la vi por primera vez años atrás, supe que siempre sería para mí, la castañita mas guapa del universo paralelo en el que acostumbro a pasar la mayor parte del tiempo.Traté de impresionarla mezclando dos de los pasos más discotequeros de mi repertorio: El conocido como "Paso del bidé" y el siempre oportuno y sencillo paso "El autoestopista" (sencillo hasta para un tipo como yo, que cree firmemente en lo escrito por Norman Mayler: "Los tipos duros no bailan").
Según me iba acercando, su expresión mutó de la sonrisita de asco mal disimulado, a la cara de "si das un paso más, saco el espray de pimienta, te abraso los ojos y llamo a la policía".
A menos de dos metros de su cara de pánico, di una serie de vueltas sobre mi mismo para tratar de finalizar la exhibición de danza disco, con un espagat tan patético,que además de conseguir rajarme por completo la tela de la entrepierna de los pantalones, me produjo una rotura de abductores, que me hizo gritar y llorar como un bebé, cosa que al menos sirvió para amortiguar la estruendosa flatulencia que se originó con el esfuerzo. Vamos, que mi excelente imitación de Travolta , la conquistó en el acto. Menos mal que mis amigos estaban atentos a la jugada y tras conseguir contener los salvajes ataques de risa, tuvieron la delicadeza de recoger mis despojos de la pista de baile y llamar a una ambulancia. Traté de llegar arrastrándome hasta aquel grupito de bellezones españoles, pero los seguratas del garito se ocuparon de corregir la trayectoria de mi persistencia y entre dos impresionantes culturistas vestidos de negro y mi único amigo completamente sobrio, me subieron las escaleras y me depositaron en la camilla que habían desplegado en la puerta los sanitarios de urgencias.
A fecha de hoy, sigo pidiendo a mi mejor amigo, que me espose a la barra o a una banqueta, cada vez que suena en algún bar uno de los temas de la B.S.O de "Fiebre del sábado noche".
Aquella castañita de la discoteca que presenció horrorizada, semejante danza de cortejo, decidió semanas despues, ingresar en el Cuerpo Nacional de Policía y nunca sale de noche,sin su arma reglamentaria.
Un amigo común, me dijo que la destinaron a Sevilla, por lo que me he matriculado en una academía de flamenco y sevillanas. Puede que  si consigo dominar la técnica adecuada, me crea si soy capaz de decirle que me muero por sus huesos, y que voy realmente en serio.

2 comentarios:

Carol Blanco dijo...

Yo creo que lo tuyo no son las pistas, que tú haces una perfecta ejecución en el baile de las letras de las palabras y el ingenio, con una maestría inigualable.
Lo tuyo no son las pistas, porque no puedes jugar a detectives pero tienes un gran poder de investigación, de recopilación de datos, de adaptar hechos históricos a la vida actual, de dar con la palabra asesina que apuñale los sesos de los más inteligentes y deje k.o. a los más inocentes.
Lo tuyo no son las pistas porque, al igual que yo, patinas en no importa qué tipo de terreno, cualquiera es bueno para darse la ostia, pero en el amor "pa ti ná" y pa mí tampoco porque es muy difícil congeniar con genios, valga la redundancia.
Lo tuyo no son las pistas, porque ya has jugado en tierra batida pero no perdiste la batalla; caíste en la red y pasaste a la segunda fase.
Así que sigue mi consejo: no des pistas pero tampoco despistes.

lacantudo dijo...

Gracias Carol, auque acabas de echar por tierra mi ilusión de convertirme en el nuevo Mike Hamer. El sombrero me haría más alto. La gorrita de Holmes, ni me queda bien, ni me iba a hacer aparentar mucha más altura.
Supongo que es mi destino.
Tengo tendencia a patinar, en efecto y a caer siempre en el momento más inoportuno y delante de quien seguro va a hacer de ello el festival de la carcajada.
Debo cubrirme un poco, protejerme y dejar de ser tan transparente. No quisiera confundir a nadie, jugar al despiste se me da tan mal como los sudokus. Soy de letras puras. Besos.