viernes, 8 de abril de 2016

Parafraseando a Carver

Como reza el titulo de uno de los relatos de este genial autor, que da nombre a su libro: "De qué hablamos cuando hablamos de amor" ; voy a intentar explicar de qué llevo tanto tiempo hablando y de qué hablaré a partir de ahora.
El amor ha sido siempre un tema recurrente en mis textos, mis poemas e incluso es el verdadero hilo conductor de mis novelas, camuflado entre violentos crímenes,  conflictos políticos y batallas históricas. Desde que era un niño soñaba con amar y sentirme amado y muchas veces me convencí de estar disfrutando de ello, pero tan solo eran ilusiones, espejismos generados por mi mente caprichosa y mi corazón confuso.
Una cosa es que fuese un romántico empedernido y otra bien diferente, el que entendiese este sentimiento.
Durante muchos años disfracé de amor el enorme cariño que sentía por una persona que creció junto a mí, convirtiéndola en la abnegada sufridora de mi necesidad de que Cupido acertase de una puta vez con el jodido arquito, pero por lo que veo cuanto menor es tu tamaño, peor se lo debes estar poniendo al dichoso angelote que además de poca vista, le debe de costar un huevo acertar a los blancos en movimiento porque otra cosa no, pero quieto lo que se dice quieto nunca conseguí quedarme hasta que la vida decidió echarme el freno
Ese exceso de velocidad vital, me llevó entre otras cosas a no poder reducir marchas adelantando sin querer a todas las mujeres con las que compartí carretera, cuando debería haber puesto mi vehículo junto a los suyos, charlando a través de las ventanillas abiertas y decidiendo donde pararíamos a tomar algo, que desvío tomaríamos en cada cruce de caminos o si haríamos noche en algún motel de carretera.
Muchas veces me obcequé en que debía tratarse de amor cuando en realidad era deseo, amistad o incluso ni eso, pero nunca las  he culpado  a ellas de mis fracasos. De algún modo era consciente de que aquello no era amor pero prefería no reconocérmelo a mi mismo.
La vida es tan sabia como puñetera y un día y sin avisar , cuando ya te has planteado tirar la toalla y has comenzado a perder la esperanza, termina poniendo en tu camino a la persona adecuada.
La putada es que al principio te cuesta creer que al fin llegó y te escondes tras un robusto burladero de dudas, temiendo que te empitone destrozándote la femoral o atravesándote el pecho. Entonces los pasodobles crecen en intensidad y en sentido y sales a la plaza dispuesto a llenarla de pañuelos blancos, aplausos y ovaciones.
Es curioso esto del amor. No termino de entender si ha llegado ahora porque era el momento y todo lo demás ha sido una puesta a punto, o si simplemente es que estaba aguardando en toriles a que yo terminase de dar la vuelta al ruedo, me dejase de arrojar monteras al respetable y decidiera a esperar a portagayola con el capote extendido. Para amar de verdad hay que ser valiente y perder el miedo, eso si lo he aprendido.
Soy humano y temo, temo mucho pero también soy humano y quiero, quiero mucho.
Ya no soy un niño, ni  un adolescente. Precisamente mi padre, mi mejor maestro, me enseñó de joven, que adolescente viene de "adolecer": -echar en falta, -estar carente de.  Resulta que siempre la he echado en falta y siempre he estado carente de ella, pero ya llegó y por Dios que me colma.
Ya no corro, no tengo prisa y no me permitiré rebasarla en mi inconsciencia. Conduciré a la velocidad de crucero que  marque el cuenta kilómetros de su alma y llegaré hasta donde ella quiera que lleguemos. No es que me imponga su camino, es que mi camino es ella.
A lo mejor es que por fin he abierto los ojos a lo realmente importante de todo esto.
Seguiré documentándome con relatos de Raymond Carver, el saber no ocupa lugar.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Sublime. Decir que me encanta como lectora es reconocer como Encarni que me siento muy orgullosa de ti y que me alegra mucho pasear de tu mano por los caminos que el destino nos tiene reservados. Cada día escribes mejor.

Besosssss Juan.

lacantudo dijo...

Mejor de la mano que en Vespa, aunque es una lástima, desde la Vespa todo cobra un halo de romanticismo muy especial.
Si escribo mejor, además de por aplicar todo lo que me está enseñando mi editora, es porque sé que me lees y quiero gustarte en todas las facetas posibles. No quiero seguir cometiendo errores, aunque sean gramaticales y no hagan daño excepto a los puristas de la lengua.

Unknown dijo...

Me gustas por un conjunto de cosas especiales. No dejes de cometer algún error perdonable, yo también lo haré. Eso nos dará siempre un motivo para mejorar y ser admirado por el otro. Qué bonito eres...

lacantudo dijo...

Para mi desgracia seguiré cometiendo errores, aunque espero que todos perdonables. Errare humanum est. Te admiro directamente por tu sinceridad en el afán de superación personal. Bonito es lo que me haces sentir.

Anónimo dijo...

Precioso y sincero texto. Enhorabuena por ambas cosas

lacantudo dijo...

Gracias. He comprendido que para que haya amor, la relación debe cimentarse sobre la sinceridad, el respeto, la confianza y la comunicación, además de sobre cosas más mundanas pero también muy necesarias como el deseo y la atracción.
También el criar y educar a un gato juntos puede ayudar mucho. :) :)