sábado, 9 de enero de 2016

Con el billete en la boca

Y corriendo por el andén porque el tren ya está partiendo y no quiero perder ninguno más.
No llevo equipaje, tan solo una pequeña mochila a la espalda cargada de sueños e ilusiones y si es necesario, me despojaré de ella para poder correr más ligero.
Ya he perdido demasiados trenes y entre eso y que no termino de pillarle el punto al arroz y siempre se me pasa, va siendo hora de que afine con las medidas de agua, el tiempo de cocción y los horarios de Renfe.
Puede que el famoso expreso a Nunca Jamás se me termine escapando otra vez y en vista de que no hay manera de conseguir más polvo de hadas (después de haber despilfarrado todo el que me cedió Campanilla) no encontraré otra manera de llegar hasta allí.
A lo mejor es que no debo ir. Va siendo hora de instalarme de una vez por todas y para siempre en el mundo real y dejarme de sueños y fantasías.
Va siendo hora de aceptar lo complejo de la existencia, lo peligroso del día a día y lo cálido y maravilloso de cada mano que se tiende en mi ayuda.
Lo mejor será que me siente un rato en el andén y me relaje, que me abrace a esa mochila de sueños e ilusiones y que vuelva con ella a la estación de "Villa cordura".
Mis ilusiones pueden ilustrarse, encuadernarse  e imprimirse en ejemplares de bolsillo y mis sueños más hermosos tienen  rostro y cuerpo de mujer.
Creo que he soñado demasiado, con y en distintas mujeres. He creado multitud de personajes a raíz de mis sueños y luzco algunas marcas en el cuerpo, resultado de los besos, mordiscos,caricias y golpes que allí olvidaron sus propietarias.
Antes de regresar a "Villa cordura" me despojaré del cuchillo que guardo en la bota izquierda porque además de molestarme un montón para correr, pertenece a otro de los seres que me ha poseído desde su entidad de personaje de novela queriendo cobrar vida.
Los perros que tiran del trineo con el que soñaba con conquistar mi polo, ladran al otro lado del muro de la estación, impacientes porque sabían que al final, yo no habría de ir a ninguna parte y me esperan para llevarme hasta casa, a la seguridad de mi ordenador.
Agarrado al ordenador, puedo bucear dentro de las oscuras y gélidas aguas de mi cerebro sin quedarme sin oxígeno. Respiro a través del alimentador enchufado a la red.
Bucear y nadar, dos grandes placeres.
Cada mañana nado en mi piscina de ideas climatizadas porque además de disfrutar con ese ejercicio, me relaja sobremanera sumergir la cabeza con cada brazada y sentirme a salvo del mundo.
Los íncubos y los súcubos no saben nadar y sé que allí no podrán darme alcance por lo que aguardarán a que caiga la noche pero durante la noche cuento con la ayuda de un espíritu protector con cuerpo de gato que duerme junto a mí y se asegura de que nada malo pueda sucederme. 
Diseño historias, soy un arquitecto de vidas paralelas adosadas, pareadas o independientes y  las construyo con las primerísimas calidades de los finales felices y las soluciones a todos los problemas.
Lo que vienen siendo calidades de lujo que no encontramos en la vida real.
Financio cada promoción con el crédito constructor concedido por el banco de mi alma pero tiene un alto interés y las comisiones de amortización son excesivas.
Puede que abandone de  una vez por todas el diseño exclusivo de vidas "segunda residencia" y me centre en esmerarme en el diseño de mi vida habitual a efectos de notificacíon. En ella no podré reparar injusticias,decapitar al malvado, despertar a Blancanieves con un beso ni encontrar a mi media naranja pero al menos podré afirmar como Neruda  "confieso que he vivido".



 

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