jueves, 17 de diciembre de 2015

Querido fantasma


 No pude terminar aquella carta que comencé días atrás, no encontré las palabras adecuadas y no quise caer en lo superficial.
Lo cierto es que no hay cosa que más rabia me dé, ya que en mi soberbia me creo sobradamente capacitado para escribir cualquier texto, más aún un texto epistolar y sobre todo siendo una carta de amor.
Amor, que habrá sido de él, donde cojones se habrá escondido y porqué se disfraza de cualquier cosa con tal de confundirme.
No voy a escribirte un "te quiero"  de 800 lineas con más de 1000 adjetivos calificativos que pretendan ser por lo menos tan acertados como originales, ni me voy a perder entre metáforas y demás recursos literarios.
Lo siento, no soy capaz de escribir lo que siento, para mi desgracia.
¿Cómo escribir que la vida sin ti no tiene el más mínimo interés para mí? Está demasiado visto, aunque creí que era cierto.¿Cómo decirte que no me considero digno de habitar bajo el mismo cielo que tú? Tampoco es nada original,ni se acerca a la exactitud de lo que sentía al compararme con la grandeza de tu persona.
Durante mucho tiempo adopté diferentes personalidades en mis textos para tratar de acercarme a ti, pero ahora mismo solo me he vestido de quien soy en realidad y he vuelto a  mi cansado y confuso personaje, sin otra intención que dejarme de imposturas y ofrecerte lo único que tengo, mi ser.
Todo lo que comienza debe terminar, incluso esta absurda obcecación y puede que esta carta inconclusa haya marcado un antes y un después dentro de mi pecho.
Durante años me he empeñado en dotarlo todo de un sentido pero he aprendido que no tiene por que funcionar así.
Esto, tu indiferencia, mi vida... Nada tiene sentido.
Creo que si no soy capaz de escribirte lo que siento es porque desgraciadamente no sé lo que siento en realidad.
Desde luego bajo ningún concepto voy a engañarte ni a camuflar las emociones, será por eso por lo que mis manos no obedecen las órdenes de mi cerebro y de alguna manera se resisten a seguir escribiendo.
Mis fracasos más contundentes han nacido de tratar de modelar los sentimientos y adecuarlos a lo que se esperaba o a lo que era moral o socialmente correcto, pero lógicamente aquello siempre terminaba reventando, entre silencios y lágrimas.
Digamos que ahora comienzo a ver la realidad. He limpiado la lente y le he añadido los aumentos necesarios para no quedarme en lo superficial.
Es triste aprender según que lecciones pero necesario y me maldigo por reconocer al fin, que no estamos hechos el uno para el otro. 
Dejaré de confundir el cariño y el deseo con conceptos más elevados y trataré de contener el caudal de emociones para evitar la erosión en el alma.
Supongo que cuando leas esta misiva entenderás mi silencio y la ausencia de novedades en tu buzón desde hace tiempo ya. Perdona mi falta de resolución, aunque creo que te liberará de responsabilidad y angustias.
De alguna manera ( aunque te aseguro que no de la que hubiera querido) siempre tuyo:

                                      Damocles.

No hay comentarios: