jueves, 26 de noviembre de 2015

Señor Juez

Cuando encuentren esta carta yo ya me habré ido.
Únicamente escribo esta misiva para exonerar de cualquier responsabilidad a las personas que habitan esta casa. Mi muerte es tan solo decisión mía y yo he sido quien libremente he saltado desde el balcón.
Hoy es un buen día para morir, hay un sol precioso que parece invitarme a despedirme de todo esto con algo de luz.
Mi vida se ha convertido en tal infierno que ya no me interesa seguir viviendo.
Durante nuestro noviazgo, ella siempre fue una fuente de amor y cariño incondicional, cosa que me llevó a desposarme con el absoluto convencimiento de que era la mujer de mi vida y con quien podría alcanzar la felicidad.
Craso error.
Con el tiempo comenzaron los insultos y los desprecios, al principio en privado pero paulatinamente  se convirtió en algo tan normal, que ni siquiera se molestaba en hacerlo en la intimidad.
Comenzó a minarme la autoestima con desmedida crueldad el día que me despidieron del trabajo.
"Poco hombre", "mierdecilla" o "fracasado" son algunos de los apelativos cariñosos que me dedicaba sin importarla quien escuchase los calificativos.
Después llegó la desaparición por completo del contacto físico y sus continuas y repetidas ausencias del hogar sin dar ningún tipo de explicación.
Cuando comencé a preguntar donde pasaba las horas, su repuesta fue "con un hombre de verdad" y aquello terminó de precipitar los acontecimientos.
Tenemos dos hijos de corta edad y no se priva de contarles entre risas lo particularmente estúpido y lo  frustrado que es su padre.
No voy a mentir, he barajado diversas opciones para solucionar este problema. Cuando la hablé de acudir a un asesor matrimonial me escupió literalmente en la cara y al hablarla de divorcio me aseguró que al estar yo en paro y al ser ella la madre de los pequeños y contar con un medio de vida digno, cualquier juez no dudaría en entregarla la custodia de los niños sin pestañear siquiera.
Además tanto el piso cómo el coche y lo poco que tenemos en el banco pasarían a formar parte de su propiedad al hacerse cargo de los menores.
Pensé incluso en lo sencillo que sería matarla pero yo no soy así y no quiero dejar a mis niños sin madre.
Prefiero que todo termine ya, a vivir encerrado en una cárcel y con la peor de las condenas que sería la tortura continua de mi conciencia.
Francamente no entiendo que ha sucedido y que la ha llevado a convertirse en el monstruo en el que se ha convertido.
Esto es muy triste pues uno no se sienta con los amigos a hablar de cuanto le humilla su mujer constantemente. En la sociedad en la que vivimos se somete al hombre a un juicio rápido en cuanto se habla de diferencias matrimoniales y generalmente se le condena de antemano.
Es cierto que hay muchísimo salvaje que maltrata a la mujer pero también hay muchas mujeres que maltratan a sus parejas, aunque este maltrato no implique moratones en la cara.
Espero que cuando mis hijos sean adultos, se hayan erradicado por completo este tipo de conductas y si fracasa el amor, al menos que no fracase el respeto.
Celebro haber comprado un ático en el edificio aunque por tener una buena  terraza y unas excelentes vistas pagué casi cien mil euros más.
Los niños lo disfrutarán.




Este relato lo he escrito tras haber leído ( y aprobado) el comentario de un amigo y lector habitual del blog, que me ha pedido que considere que en justicia habría de escribir algo para denunciar también los malos tratos a los hombres, que aunque en menor proporción y de diferente forma, también existen.
Sé que hay hombres que viven maltratados por sus parejas y que sufren en silencio (la mayoría de las ocasiones) el desprecio y el escarnio de aquellas de quienes se enamoraron.
No quisiera entrar a posicionarme sobre lo que es más o menos duro, o más o menos doloroso.
Cualquier tipo de violencia de género, venga de quien venga, es una lacra que hay que erradicar y eso solo se podrá hacer educando en la igualdad y en el respeto, a las nuevas generaciones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado amigo, en lo que va de año (y ya lo estamos terminando) ¿has oído hablar de los hombres que han muerto a manos o a causa de sus mujeres en algún medio?, ¿sabes que si tu mujer te pone una denuncia falsa, duermes en el calabozo sin que nadie te pregunte? ¿Sabes que el fiscal pedirá para ti 4 años de cárcel? ¿sabes que si la mujer que te denuncia, dice en el juicio que todo es falso, la sentencia que dicta la juez para ella es una simple orden de alejamiento (frente a 4 años de cárcel que piden para el hombre)? ¿sabes que en el delito de mal trato del hombre hacia la mujer es en el único delito donde no existe presunción de inocencia?, ¿sabes lo que ocurre cuando vas a denunciar ante la policía nacional una agresión por parte de tu mujer?, ¿Sabes que en el tan cacareado teléfono 016 no atienden a hombres?
En fin, no quiero extenderme y lo he hecho..., sólo decir que se nos llena la boca con la palabra IGUALDAD y que es eso lo que hay que construir, para que tus hijos y los míos disfruten de ella.
Gracias por contribuir desde tu atril a la igualdad.
Abrazo.
Iván.

lacantudo dijo...

Conozco la realidad del doble rasero con que se mide el tema de la violencia de génro pero, y sin que sirva de disculpa, durante muchísimo tiempo se ignoró el tema y ahora hay mucho trabajo por hacer.
No sé si con mis textos habré contribuido en algo a la igualdad pero al menos he planteado el tema ante los lectores de este blog, que cada día son más y puede que los haya hecho pensar sobre el tema, aunque haya sido para criticarme o para llevarme la contraría, que todo es posible y como dijo Churchill "lo importante es que hablen de tí, aunque sea bien".
Un abrazo grande Iván, cuidate mucho y ten unas felices fiestas y un próspero año nuevo, tan próspero como te dejen. Yo sé que se avecinan días tristes pero no por ello me voy a convertir en Mr Scrooge.