jueves, 20 de agosto de 2015

Dolorosa verdad.

Me he empeñado en no creerlo durante demasiado tiempo pero ha llegado un momento en el que ya no he podido mirar hacia otro lado ni ignorarlo cerrando los ojos porque la técnica de la avestruz tampoco funciona para esto.
El amor duele, estar enamorado es estupendo, siempre y cuando te enchufen al goteo de anestésicos mediante una vía  a la vena y puedas arrastrar el gotero de un lado a otro.
Me he dado cuenta de que es amor de verdad cuando noto como se me inflama el corazón y comienzo a sentir ese dolor de tu ausencia o imaginar un futuro en el que no estás.
Sé que solo puede ser amor cuando la única cura posible llega de tus labios, con el roce de tus dedos o en ocasiones con el poder analgésico de tus ojos clavados en los mios.
Han sido muchos años construyendo castillos preciosos en la arena de mi playa pero siempre llegan las olas de la realidad a desbaratarlo todo y tan solo queda una masa informe en la orilla.
Con cada construcción me he dejado el alma en los planos, ideando unas estancias confortables donde pasar el resto de mi vida junto a ti y levantando siempre la torre del homenaje más alta y esbelta que llevara tu nombre.
Te he idealizado hasta concederte la categoría de deidad, con ser mi reina no era suficiente porque siempre sentía que me quedaba corto y no sabes hasta que punto te he venerado.
He rezado ante tu imagen cada noche, he abierto mi pecho  a tus pies y he confesado constantemente el pecado de mi vulgaridad porque nunca creí estar a tu altura.
Tú y siempre tú has impregnado todos y cada uno de mis textos, fueran del género que fueran, coloreándolos con decadente romanticismo, cosa que me ha granjeado el desprecio y la burla de demasiados lectores pero eso siempre me dio igual porque sabía que mientras yo me ganaba el cielo de tu sonrisa, ellos se condenaban al infierno eterno de no poder escuchar siquiera tu voz.
De repente una mañana amanecí enfermo de plena consciencia y supe que lo nuestro era imposible.
No soy más que un miserable humano y no me he ganado el privilegio de formar parte de tu séquito.
Caí de la cama entre arcadas y convulsiones y traté de despejar esos negros nubarrones pero en el gris de mi cielo nunca volverá a brillar tu sol. 
Se acerca el invierno.
Solo me queda intentar reponerme, limpiar la sangre que mana por mi nariz y esperar la vida en un mundo futuro, donde pueda sentarme a la derecha de la que será mi verdad y mi gloria.
Me duele reconocer todo esto, me duele renunciar a tu credo, me mata esta falta de fe pero prefiero ser un pagano de ti, que predicar embustes.
Puede que a partir de ahora comience a gozar del libre albedrío o puede que decida ser un nuevo mártir y entregar mi vida en el circo y que me devoren las fieras ante un público de bárbaros.
En cualquier caso y abandonando las metáforas ya, esta noche he descubierto que lo mejor es quererte en la distancia.
Que jodidamente cruel es el subconsciente que te envuelve la realidad en sueños y te la presenta en una nebulosa pero consigue que te llegue el mensaje.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito el texto pero si dejaras de ver películas habrías aprendido lo que son las historias de amor en la vida real.
Ahora llora como mujer lo que no supiste defender como hombre.
Te conozco y dudo que no vuelvas a caer en pocos días y hagas público lo enamorado que estás.
A ver si aprendes.

lacantudo dijo...

En efecto, a ver si aprendo.
El haber perdido una relación tras otra a lo largo de mi vida no ha terminado de enseñarme, porque la sigo cagando. Querido anónimo o anónima, lo que te aseguro es que no estoy llorando ninguna pérdida.
Este texto habla de una mujer a la que siempre he idealizado y con la que nunca he tenido una relación, por lo que no la he perdido porque nunca hemos sido pareja. No deja de ser literatura (o pseudoliteratura si prefieres llamarlo así).
Soy un tipo romántico y lleno de buenas intenciones pero también he aprendido que eso nunca será suficiente.
Idealizar cualquier gesto y ser tan dependiente de la pareja emocionalmente, han sido dos de mis más grandes errores.
Tengo que empezar a quererme a mi mismo, si no va a ser muy dificil que sepa querer en condiciones y que me quieran como me gustaría.Si yo mismo no me valoro...