viernes, 26 de junio de 2015

¿Qué nos pasó?

Lo que más duele es no saberlo pero este es un dolor que ya he añadido al resto de los dolores y lo que no mata engorda salvo como dice un amigo, los kebabs , que matan y engordan.
Mikel Izal vuelve a cantártelo por mi: "prefiero preparar una fiesta de despedida por cada uno de aquellos días que fueron tan mágicos, ingrávidos, espléndidos...tan románticos que se marcharán".
Supongo que yo mismo debería saber la respuesta a ese ¿Qué nos paso? que me ha llevado a preguntárselo al viento, a la soledad de mi salón y al pobre gatete que está un poquito hasta los cojones de que le pregunte siempre cosas para las que no tiene respuestas, debe de ser de ciencias puras.
Imagino que no debería andar preguntándome estas cosas y mucho menos preguntándotelas a ti, ya te he dicho que respeto tu indiferencia pero aún me cuesta dar con el motivo que hizo que pasásemos de querernos por encima de todo a ignorarnos por costumbre.
Puede que la respuesta esté en que realmente nunca me quisiste por encima de todo, hay sentimientos y actitudes que no se pueden pasar por encima y si lo pienso así, las piezas de este puzzle encajan a la perfección pero da mucha pena.
Te recuerdo constantemente y te sigo echando de menos aunque hace ya tiempo que decidí seguir con mi vida y darle otra oportunidad a este corazoncito mio.
A ver si sale ya mi número que hace rato que cantaron linea y dijeron aquello de "seguimos para bingo" y aquí estoy,  siempre a falta de uno para completar el cartón y llevarme el "acumulado".
No hay posibilidad de hacer trampa ninguna, no puedo marcar aquellos números que no cante la señorita que extrae las bolas con dulzura casi erótica y por mucho que cruce los dedos se me está resistiendo el hijo de puta, fijo que por muchas vueltas que den al bombo, la bolita con el 32 se queda debajo de todos los demás.
Recuerdo tu sonrisa, la ternura en tu mirada y tus uñas en mi espalda cuando hacíamos el amor.
Recuerdo la delicadeza de tus gestos.
Solo he conseguido olvidar por completo la forma y el día en que nos dijimos adiós para siempre y el verdadero motivo por el que lo hicimos, bueno, lo hiciste porque a aquella despedida yo asistí como mero convidado de piedra, como un reo sin posibilidad alguna de defensa ante el tribunal del adiós y el jurado del abandono.
Ya me conoces soy de aquellos con tendencia a tropezar con la misma piedra las veces que haga falta y será que estoy deseando golpearme de nuevo con el corazón de una mujer hasta que dé con el que no sea duro sino mullido y cómodo.
Esa mujer no serás tú pero siempre permanecerás en mi como el fantasma de un ajusticiado por los casacas rojas en un castillo escocés.
Aquí termina todo para mi, para ti hace ya mucho que terminó y escribo en este blog lo que no supe decirte nunca, te quise más que a mi vida. Al perderte a ti y en aquel momento contra mi voluntad, se me concedió conservar la vida al menos, ya que los hados consideraron que con una pérdida era suficiente.
Este no es un texto plañidero de reconquista ni nada parecido, desde entonces he vuelto a experimentar muchas cosas y he vuelto a sonreír, a disfrutar y he podido acariciar otra piel.
Es una despedida definitiva y como no puedo componer una canción ni soy Pablo Neruda y no me creo con la suficiente técnica y sensibilidad para escribir el poema más triste del mundo, desahogo los restos de angustia y dolor aquí y como la Real Academia de la lengua antaño, limpio, pulo y doy esplendor, solo que no al idioma, a mi alma.
 





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Os pasó lo que a miles de parejas todos los días, se os terminó el amor.
No te sientas culpable hombre, esas cosas pasan.

lacantudo dijo...

Como dicen por ahí, mal de muchos, consuelo de tontos.
Me siento culpable querido anónimo, porque otra de las cosas que he aprendido es a apechugar con mis responsabilidades y del mismo modo que puse todo de mi parte para comenzar esta relación, también debi de poner de mi parte, involuntariamente al menos, para que se terminará todo.