domingo, 28 de junio de 2015

Insisto en beber de la misma copa siempre.

No sabes Andrés la de veces que me he sentido identificado con ese "bohemio ya sin fe" que "se ve triste en la cantina, llorando sin remedio por la ingrata que se fue".
Como en su caso, nada remedié con llanto ni con vino y he tratado de morder la copa para que el filo me destrozara la boca y "poder sangrar gota a gota el veneno de su amor" pero se conoce que mis piños son más delicaditos que los de aquel personaje que cantó antes que tú José Feliciano.
Lástima que el día que al fin se me partieron los dientes , no fuese en el intento tan sumamente romántico de tratar de adulterar los Riberas del Duero con nostalgia y penas de amor, si no por algo tan vulgar como llevar un casco Jet y no uno integral, eso si, el Jet era monísimo.
El vino está reconocido como alimento por la FAO pero no dicen nada de sus propiedades curativas para los males del corazón.
Alimentarme me alimento bien eso si, que vivo en una provincia con cinco diferentes D.O. ahí es nada.
Además llevo toda la vida empalmando un motivo con otro para tratar de mordisquear las copas y claro, a la larga se me terminará logrando.
Como decía la protagonista de Cóctel, aquella película de dudosa factura y aún más dudoso mensaje moral:  "Todo termina mal, si no no terminaría" .
Algo de razón si que llevaba la mujer pero mi único consuelo es pensar que mi historia de amor más hermosa, por la que llevo suspirando día tras día, no va a terminar mal.
 Para que algo termine mal, primero tiene que empezar.
Estoy hasta dispuesto a renunciar a esa historia solo por miedo a que termine como el rosario de la aurora.
Supongo que esto será el sumun de la cobardía.
Cada vez que escucho esta canción me entra una pena espantosa y al mismo tiempo un alivio tremendo porque me ratifica en la universalidad de este tipo de sentimientos que para nuestra desgracia, situaciones como la de este bohemio se producen a diario por todo el planeta.
Deberían entregarnos un manual para esto del amor, no terminó de dar con la solución y no sé porque´algunos dan con ello a la primera y yo llevo docenas de intentos y nada.
 Igual es que soy un poco idiota.
Igual es que tengo tantas ganas de creerme las palabras bonitas, los abrazos y las caricias en la nuca que me las creo aún sabiendo que forman parte de un proceso natural de camuflaje, embustero y muy practico... y claro, resulta que al final me he generado yo mismo la desilusión.
No es que esté triste hoy, tan solo es que siento que fracaso con todas aquellas mujeres que amo y eso me lleva a pensar que no sé amar en condiciones o que no he terminado de comprender el concepto del amor propiamente dicho.
Puede que confunda las cosas por tratar de conseguir aquello que deseo a cualquier precio y claro, generalmente el precio a pagar el demasiado elevado.
Ya voy identificando señales y creo que para que exista el amor que persigo, debería haber una buena dosis de ingredientes varios, como el respeto, la atracción, el cariño, la confianza y el deseo.
Vaya desde aquí mi más sincero reconocimiento hacia todas aquellas mujeres que me han brindado la oportunidad de arroparme con sus labios.
Siento no haber estado a la altura emocional o psicológica de muchas de ellas pero también hubo alguna que no quiso avisarme de que no lo estaba  haciendo bien y optó por romper la baraja en vez de seguir jugando.
Como en las partidas importantes creo que este juego merece baraja nueva.
Desprecintemos los naipes y repartamos con cuidado y con esmero, soy jugador y aún me queda alguna ficha ; cada vez menos pero nadie me va a volver a echar de la mesa. 
En lo que reparten me iré pidiendo un vinito, a ser posible en copa rota. 
Todavía no he sangrado todo el veneno de su amor.
Los Whiskis con cocacola light en copa de balón y con mucho hielo, los reservas de la ribera del Duero en copa rota.
Para picar una racioncita de ilusión con  esperanzas aliñadas con optimismo, la ensalada más deliciosa .

 

 











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