viernes, 24 de abril de 2015

El último romántico.

Así se titula el libro de Corrado Augias (sobre aquel artista tan especial que fue Modigliani) que cierta personita me regaló el día del libro.
Es una edición en italiano y ella, sabedora de que quiero practicar y no olvidar este idioma y además, siendo una apasionada de la vida y obra de este artista, eligió el libro perfecto.
Modigliani llevó una vida muy dura en París, donde se trasladó para crear y compartir experiencias con grandes de su época como Toluse Lutrec o Picasso, ahí es nada.
Hombre de innegable magnetismo y atractivo, tuvo una serie de romances que terminaron en su matrimonio con una jovencísima estudiante parisina, de familia burguesa acomodada.
Impresiona leer que a la muerte del artista, su joven esposa, embarazada de su segundo hijo se quitó la vida.
No se puede dudar que esta pareja vivió una impresionante historia de amor y eso que Modigliani se destrozó la salud a base de alcohol y excesos y en ocasiones (según mi apreciación de lo leido en su biografia) estando evadido mentalmente y refugiado en los efluvios del alcohol, ninguneó e incluso ignoró a su amada.
Pero hay algo que está por encima de los malos momentos en la vida de una pareja y eso es el amor.
Me he obcecado durante años en encontrar el amor en diferentes mujeres con escaso éxito puesto que aunque en todas hallé algo que me transportaba a otro mundo y me mantenía en éxtasis, a la larga se fue apagando la llama.
Creo que no es necesario llevar las cosas al extremo como hizo Modiagliani pero desde luego no hay que ponerle límites a los sentimientos.
En ocasiones las cosas se presentarán difíciles en la pareja apareciendo diferencias de opinión, de necesidades vitales o de gustos y aficiones.
Todo eso es algo superfluo si hay amor verdadero y aunque asusta el saber que puedan surgir enfrentamientos y momentos desagradables,  quedará solapado por algo que te hace volver una y otra vez a los brazos de la persona amada y que aún tratando de identificar exactamente lo que es y buscando ponerle nombre, no das con la definición exacta.
Modigliani simboliza lo más intenso de la vida. Modigliani vivió, amó y murió fiel a su necesidad creativa y navegó por los océanos más peligrosos y bajo las peores tormentas, pero nunca echó el ancla ni se quedó varado junto a un arrecife o en un puerto seguro.
No pretendo dar lecciones sobre nada y menos sobre el amor.
Lo único que he aprendido de la vida de este artista son dos cosas que espero interiorizar y no olvidar nunca: A)Los excesos se terminan pagando siempre y pueden destruir tu vida innecesariamente. B) Nadie puede decirte quien está hecho o no para ti y quien será tu pareja perfecta o por el contrario quien te hará sufrir.
Aún tengo que caerme y levantarme muchas veces y estoy dispuesto a ello, siempre y cuando no olvide ponerme el casco.
Vivir es disfrutar pero también sufrir y asumir riesgos.
No creo en los escritores malditos, siempre he renegado de ese concepto y considero un absurdo el tener que destrozarse la mente y la razón para crear la obra adecuada pues si no nace directamente de uno mismo, forzarla es impostar y adulterar lo escrito y de alguna manera es matar la sinceridad.
En fin...creo que me impresiona demasiado lo que leo. Eso es lo maravilloso de leer y este es una adicción de la que espero no tener que desengancharme nunca, de hecho cuando por circunstancias no he podido acceder a libros o bucear en blogs he experimentado un auténtico "mono".




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