jueves, 5 de marzo de 2015

Juan sin miedo.



 Era uno de mis cuentos preferidos cuando era pequeño...bueno, más pequeño aún.
El que el protagonista del cuento se llamara como yo y fuese un tipo tan valiente molaba bastante y también el que algunos me llamaran así de forma cariñosa.
Hoy hablando con una persona muy especial, a raíz de lo que ha comentado Fernando Alonso sobre su situación al despertar tras el accidente sufrido, he recordado un montón de películas donde el protagonista despierta de un coma y resulta que habla japonés siendo de Albacete, cuenta unas historias cojonudas sobre su percepción de la situación desde su estado comatoso e incluso se dan unos pirulos tremendos rollo astral y ven a la peña pasándolas putas y llorando por ellos.
Entre que lo mio solo fueron unos días y que perdí completamente la memoria no tengo nada interesante que contar y mira que me gusta escribir, pero no pienso inventarme ninguna historia al respecto y ya no solo porque pase de frivolizar con algo tan serio como esto, si no por que soy plenamente consciente de la suerte que he tenido y lo mal que lo han debido pasar aquellos que estaban expectantes junto a mi cama.
Solo puedo decir que la sensación que más recuerdo es el miedo.
Al despertar y verme allí sondado y hecho un asco sin saber que me había pasado (pues aún no he podido recordar el accidente) me invadió un miedo horrible, un miedo que se nutria de la falta de conocimiento como suele pasar siempre.
También ver las caras de mis familiares y darme cuenta de que lo que habían sufrido por mi y la felicidad que irradiaban al verme despierto y respondiendo a estímulos, me acojonó mucho.
Creo que yo no hubiese podido soportar el dolor de ver a alguno de los mios en esa situación y realmente siento muchísimo el haber generado tanto dolor y admiro la entereza y el valor de mis parientes y amigos.
He tenido una recuperación dura pero muy rápida y ya me encuentro practicamente bien física y psicológicamente.
Según Sonia, mi amiga y psicóloga la única secuela actual es el estress post-traumático y eso es lo que me ha tenido algo bloqueado y asustadizo durante este tiempo.
Lo que no se es de cual de mis traumas viene ese estress, tengo unos cuantos, soy mucho de lo del "dos por uno".
Ahora he decidido que se van a terminar esos miedos.
Quiero ser Juan sin miedo y creo que ese miedo visceral que experimenté al despertar, al igual que esa pena tan espantosa que me embargó al morir mi padre, responden a que estoy vivo y eso significa sentir, asustarse y apenarse, pero también alegrarse, enamorarse y arriesgarse.
El hecho de que todo lo reciba en  proporciones descomunales responde únicamente a esa necesidad de experimentar sensaciones que estuvieron a punto de perderse junto a todo lo demás.
Al carajo con los miedos ya. 
Que me agobian los planes que implican jaleo de gente, que me asusta volver a enamorarme  por si vuelvo  a sufrir, que me cago solo de pensar en subirme en una moto...pues vale, con calma y dejando que la vida pase a su ritmo que todo llegará, aunque la vida pasa, pisa y pesa.
De todo se aprende e incluso de aquel pánico que  descordinó mis sueños nocturnos, haciéndome participar activamente de ellos y  darles la noche quienes se turnaban para dormir conmigo y evitar que pudiera hacerme daño, caerme, meterme en cualquier lío o lo que fuera.
He aprendido que hay muchas cosas que merecen pasar por lo que haga falta para identificarlas con la importancia que tienen. Cosas como el cariño de tu familia, el abrazo de un amigo, la sonrisa sincera de una amiga o el amor de una mujer.
Nada como volver a besar a una chica que te acaricia el cabello con dulzura y que al hacerlo te aporta la explicación más bonita sobre los latidos de ese músculo que todos tenemos en el pecho.
Nada como sentir el incondicional amor de un animal para el que eres realmente importante y que te perdona el haber estado una temporada desaparecido aunque no le puedas explicar que coño ha pasado.
De alguna manera mi gato sabe lo que ha pasado y a su manera me cuida y se preocupa por mi.
La vida es aprendizaje y aprender a veces es duro, pero no puedes esquivar algunas de las lecciones más importantes. 
Ahora ya no tengo miedo y me he decidido a intentar hacer algo que siempre me había apetecido pero no me atrevía: escribir novelas.
Como todo lo que merece la pena en esta vida requiere de mucho esfuerzo y trabajo y ahora mismo siento que me han dado un tiempo extra para aprovecharlo de verdad, así que ya he construido el armazón de la primera y ando con revisiones, modificaciones y una vuelta tras otra al manuscrito original, para intentar que vea la luz y no agonice en el disco duro del ordenador.
Al mismo tiempo he comenzado la segunda y estoy muy contento. Sé que me va a llevar mucho tiempo de trabajo pues está ambientada en otra época y en otro continente y eso requiere de una gran labor de documentación, pero al fin y al cabo estoy jugando la prórroga y hasta que el arbitro no vuelva a pitar, pienso dejarme la piel en el partido.
Y si tengo que ir a los penalties pues nada, se va y que la suerte decida.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

El miedo no te va a dejar alcanzar tus sueños.
Libérate de miedos.

lacantudo dijo...

Gracias anónimo.
Esa liberación más que necesaria comienza a materializarse.
Nunca he sido un cobarde y ahora mismo creo que sería además muy inoportuno, así que ahí voy, poquito a poco pero muy decidido.