sábado, 24 de enero de 2015

Haciendo trampas.

A veces eso de hacer trampas es más que necesario, no es bonito ni ético ni moralmente legal, pero en ocasiones uno se agarra a cualquier arma con tal de conseguir lo que desea.
Todo esto arranca del descubrimiento de que una empresa de Pekin, China, ha empezado a comercializar un producto que seguramente les hará de oro en cuestión de días.
Los científicos, ingenieros e informáticos de esta empresa, manipulan a voluntad la genética y elaboran a gusto del consumidor su pareja perfecta.
No son robots, ni humanoides de silicona, son versiones maipuladas genética e informáticamente de la persona de la que el cliente se ha enamorado, para entregarle por la módica cantidad de un millón de euros, una pareja perfecta, sumisa y con un chip de amor incondicional implantado en la corteza cerebral.
El cliente debe enviar primero una muestra genética, extraída de cabellos, piel, fluidos o de aquello que pueda conseguir de forma discreta e indolora y que contenga la información genética de la persona amada.Deberá acompañar esta muestra genética con una foto de dicha persona y un disco o una memoria usb con aquellas cualidades que espera encontrar en el producto encargado.
Obviamente el alma es inmodificable e inalterable, ya que no se puede sintetizar, por lo que el producto tiene una garantía de tan solo unos meses y el cliente debe de firmar un documento en el que exonera de cualquier daño o responsabilidad a la empresa productora así como la renuncia a indemnización de cualquier tipo.
Si el comprador no queda contento con el producto enviado, deberá ponerse en contacto con el departamento de atención al cliente para que los ingenieros de la empresa desactiven el microchip instalado en el cerebro del producto y de esta manera el producto pueda llevar una vida independiente y normal, es decir, se completa la clausula especial de libre albedrío.
Me he enamorado de una chica tan especial y con tantas cosas en común, que durante unos segundos he pensado que podría tratar de conseguir su genoma para después de pedir un crédito, encargar un clon suyo y casarme con él.
Paso de hacer trampas. Ella es perfecta para mi, pero aunque soy consciente de mis limitaciones, carencias y defectos,  trataré de que se enamore sin necesidad de aumentar la población mundial (aunque no descarto que si todo va bien, la población mundial aumente con un par de retoños).
De momento se que los líderes religiosos de las confesiones con más creyentes del planeta ya han iniciado acciones legales para que se impida la fabricación de seres humanos con fines comerciales.
Solo a Dios o a los dioses les corresponde crear vida y en ningún caso se debería hacer para satisfacer los caprichos de nadie. El Papa, líder de la Iglesia católica, ha mostrado su enojo al enterarse de este negocio y ha declarado y con razón, que cualquier líder militar o terrorista con suficientes fondos, encargará tropas alteradas para que lleven a cabo acciones de guerra.
Con la vida no se juega, con el amor tampoco.
Menos mal que esto no es más que ciencia ficción, creo que todos los seres humanos deben nacer con la posibilidad de experimentar tan hermoso sentimiento y con la capacidad de elegir libremente a la persona con la que compartir su vida, sus sueños y esperanzas.
Y si no da uno con esa persona, por lo menos habrá intentado encontrarla y habrá descubierto muchas cosas durante la búsqueda.
Espero que la ciencia nunca avance tanto.

No hay comentarios: