martes, 27 de enero de 2015

Cerrando el círculo.

No podía ser de otra manera.
Con este tatuaje en mi antebrazo derecho, he querido cerrar ya el círculo de mi vida anterior.
El dibujo es obra de mi queridísima amiga Estela Labajo, ilustradora de aquel "Historias para según qué días" que publicamos en 2012 en el que su trabajo se compenetró a la perfección con mis textos, dotándolos de un mayor sentido.
En el antebrazo izquierdo hace casi dos años que me tatué la ilustración que Estela creó para acompañar al relato "Frío" de ese mismo libro.
Me identifico de tal manera con sus dibujos que para resaltar lo importante de mi vida no encuentro mejor forma que pedirla que le de imagen a los acontecimientos, sentimientos o vivencias con sus lápices.
Este en concreto, es una metáfora de mi situación actual. Un Peter Pan asustado y tímido tras una pésima y dolorosa experiencia, recibe polvo de hadas de su amada Campanilla para que se decida a volar de nuevo.
Ambos dibujos, trasladados a mi piel por el gran tatuador y amigo Sergio Garrido, tienen a Peter Pan como elemento central y en Peter me sigo escudando al identificar muchas cosas.
En el antebrazo izquierdo, Peter está atrapado en un tintero y en el derecho se encuentra deseando levantar el vuelo.
Estela es una artista de gran sensibilidad y de los cinco tatuajes que adornan mi cuerpo, dos son dibujos suyos.
En un alarde de optimismo el año pasado me tatué en el codo izquierdo una gran estrella haciendo referencia a la buena estrella que me ha acompañado siempre y que comenzó a brillar con más fuerza cuando se alinearon los astros para que la mujer de la que estaba enamorado se decidiera a iniciar una relación conmigo.
La misma buena estrella que me sacó de una muerte segura hace apenas ocho meses.
En cualquier caso creo que ya está bien, que el pasado es pasado, como los otros tatuajes que luzco y de los que prefiero no hablar.
La vida sigue gracias a Dios y ahora soy un nuevo juan o un nuevo Peter, pero lo importante es que he recuperado las ganas de volar y de ser feliz, pase lo que pase y sople el viento que sople.
No será fácil, pero cuento con grandes amigos y con una familia fantástica.
Incluso se que tengo un gran apoyo en mi querido gato, que ha pasado muchas noches junto a mi, lamiéndome el rostro y tirando de mis ánimos.
Este círculo está cerrado, pero el compás sigue sobre la mesa y vendrán muchos más círculos.



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