martes, 9 de diciembre de 2014

Que bonito


es haber querido tanto a alguien como para perseguir su recuerdo cuando ya no está.
Que bonito es soñar con esa persona y despertarte agradecido de que permanezca al menos en tu memoria, no solo en tu corazón.
Que triste el darte cuenta de que cuando ya no está, se ha llevado entre su equipaje la mitad de tu vida, por no decir tu vida entera.
Querer así es muy bonito, aunque claro, duele mucho cuando te encuentras queriendo a una sombra del pasado.
Lo más bonito de todo ello es haber sido correspondido y saber a ciencia cierta que si hubiera sido a la inversa y se hubiese ido ella antes que él, se hubiese producido la misma sensación de desamparo pero cambiando los personajes.
Yo quisiera querer tanto y de forma tan intensa como lo hicieron mis padres.
Por supuesto me mata de pena ver llorar a mi madre y ver como le echa de menos cada minuto, pero por otro lado  envidio ese sentimiento, me gustaría que el día de mañana pudiera sentirme tan querido como lo era mi padre.
Pero claro, todos somos finitos y más tarde o más temprano terminaremos marchándonos,eso no quiere decir que se termine con la marcha la historia de amor, lo duro es que ya no podrás compartir besos ni caricias.
Que conste que lo intento y no pienso tirar la toalla por muchas veces que fracase. Se que al final el día menos pensado se producirá el milagro y me sentiré parte de alguien y ese alguien querrá formar parte de mi.
Me la juego muy amenudo, pero la ilusión es lo último que se pierde, después incluso de la esperanza y se que esa mujer está por ahí esperando  que la encuentre.
Es curioso, pero mi padre me sigue enseñando cosas, aún después de haber fallecido.
Lo último que he aprendido de él es el ejemplo de que si vives con honradez y haciendo las cosas bien, seguirán queriéndote aún cuando te toque irte.
Otra gran lección que espero haber aprendido correctamente.

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