domingo, 30 de noviembre de 2014

La noche y el misterio.




Antes de que comience la lectura, he de avisar de que este es un relato erótico, un cuentecito en el que me sumerjo en un estilo que no suelo frecuentar, por lo que muchas personas pueden sorprenderse. Está escrito con todos mis respetos y no es más que un ejercicio literario, no hay que buscar la relación con la vida del autor.
Espero que nadie se sienta ofendido.

Me sumí en un sueño muy profundo y estuve a punto de no despertar, pero lo hice y sobre mi cama encontré recostada junto a mí a una hermosa gatita que me lamia el dorso de la mano y ronroneaba intensamente durante mi convalecencia en aquel hospital.
No sé quien la dejó entrar en mi habitación y aunque celadores y enfermeras trataron de echarla, siempre conseguía zafarse de sus perseguidores y terminaba volviendo a acostarse junto a mí.
Me trasladaron a casa en ambulancia y la gatita me acompañó hasta el vehículo y después de restregar su carita contra la mía, se marchó de un salto y me sacaron de aquel recinto al que siempre asociaré con recuerdos felinos
El tiempo pasó muy deprisa a partir del día en el que me concedieron aquella condicional sanitaria.
Recuperé mi vida, en todos los sentidos y comencé  a trabajar y a salir con los amigos.
Todo transcurría de forma relativamente normal hasta que conocí a una chica morena y preciosa, que se llamaba Bastet.
Bastet era un espíritu libre y por avatares del destino, decidió al igual que aquella gatita del hospital, recostarse junto a mí y compartir mis noches.
La primera de las noches Bastet se desnudó, mostrándome lo increíblemente hermoso y atractivo de su cuerpo.
Las proporciones eran francamente perfectas y poseído por una pasión desmesurada me lancé enseguida a saborear sus pezones que en el acto estuvieron erectos ante las acometidas de mi lengua y mis labios.
Recorrí con la lengua toda su anatomía, deteniéndome unos segundos en aquellas nalgas pequeñitas y bien torneadas y después llegué hasta allí de donde ya no quisiera alejarme nunca.
Encontré rápidamente su clítoris y me deleité saboreando todo lo que albergaban aquellos labios vaginales.
Ella se entregó al placer y juraría que antes de que llegará al orgasmo creí haberla escuchado unos gemidos excesivamente similares a los ronroneos de mi gatita hospitalaria.
La penetré con mucha delicadeza y Bastet dejo salir su naturaleza felina, arañando mi espalda con sus uñas mientras hacíamos el amor.
Sonreía de forma misteriosa y aquella sonrisa me terminó de enamorar por completo.
Hicimos el amor en varias ocasiones a partir de aquella noche y de alguna manera comprendí que aquella morenita de perfectas caderas, me ocultaba un secreto.
Al ser un espíritu libre comprendí que solo podría poseerla dejándola toda la libertad que necesitaba y lejos de alejarnos, aquella libertad nos unió más.
Obviamente yo tenía miedo a que olvidara el camino a mi casa o a que se cansara de mi cama, pero hasta el momento sigue viniendo noche tras noche y maulla durante cada coito.
Juraría haber descubierto una expresión muy familiar en su rostro antes de comenzar a lamer mi glande, como golosona y hambrienta al mismo tiempo y yo dejé que comiera cuanto la apeteciera, dado que no encuentro mayor placer en ningún otro acto como el de su succión.
Esta mañana he releído uno de mis libros sobre mitología y casi sufro un infarto al descubrir que Bastet era una diosa egipcia con cabeza de gato, que velaba el alma de los moribundos y simbolizaba la noche y el misterio para aquella cultura.
Todo esto no era casual, Bastet es aquella gatita que descubrí al salir del coma y cada noche desde hace unas semanas. hacemos el amor de forma tan adorable como anormal.
Bastet es más gata que diosa, quizás su divinidad radica en que cada vez que abre las piernas, encuentro entre sus muslos lo mejor de lo humano y lo felino.
Eyaculo toneladas de amor dentro de ella pues se que nuestras especies no podrán reproducirse jamás.
Miramos la luna juntos y en sus caricias imagino los vestigios de una religión pasada.
Soy un ferviente discípulo de Bastet, en ella creo y a ella amo.
Estoy deseando amarla de nuevo esta noche y profesar mi fe en su boca generosa.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mola escribir bien, como tú, porque así puedes desmentir la realidad de manera creíble.
Todo el mundo sabe que esa historia es real, porque tú eres un fornicador antediluviano de los que ya no quedan.
Permíteme tomar nota.
Me gusta seguir leyéndote, amigo.
Abrazo gordo.
Iván del Bosque.

lacantudo dijo...

Jajajjajja
Digamos que debe de estar de moda "walkingdead" ya que jamas hubiera soñado cambiar de dioses a los 40 y menos encontrar una divinidad como esta, me mola que sea una gatita.
A mi gatete también, que está muy chapas ultimamente.
Me gusta que me sigas leyendo, amigo.
Te permito tomar nota, de hecho toma lo que más te apetezca, pago yo.
Un abrazo enorme.