lunes, 29 de septiembre de 2014

Mi Casablanca particular.

Es curioso, comencé a enamorarme de ti justo después de abandonar el hospital donde pasé unas semanas tras derribar mi caza los alemanes.
Ilsa terminó marchándose con Lazslo en ese avión que me juré no cogería, y ahí estaba yo, con mi amigo el gendarme en la pista del aeropuerto disertando sobre la amistad y conteniendo las lágrimas por la mujer que volaba lejos de mi.
Siempre nos quedará Paris.
Sin darme cuenta, me hice un asiduo del café de Rick, ya que el señor Blaine me resulta muy simpático, al ser un amante del desierto de reducida estatura, como yo, una gran ironía y un valor desmesurado camuflado bajo su chaqueta impoluta.
No está Sam para cantar nuestra canción al piano, que sin su presencia acumula polvo en silencio,  pero el bar destila buena música por los cuatro costados y eso me gusta, así que he tratado de no perderme un solo concierto, en los que el público amaga constantemente con arrancarse a cantar "la marsellesa" por encima de otros himnos más beligerantes.
Eres la princesa de la barra y verte atender tus dominios con esa eterna sonrisa es francamente alentador, uno recupera la ilusión y las ganas de volver a pilotar, aunque aún tengo miedo, porque no puedo evitar recordar constantemente ese fatídico momento en el que el paracaídas de oferta decidió no abrirse.
En la cama del hospital, pensé que quizás no volviera a besar a una mujer y gracias a Dios me equivocaba, ya que no hace mucho volví a besar a una muchachita encantadora.
Que sensación más agradable.
Yo era un tipo muy osado, siempre voluntario para las misiones más arriesgadas y peligrosas, ahora me tiemblan las piernas solo de pensar en acudir a recogerte a la salida de tu turno.
Creo, por el nombre, que debes de ser italiana, ya que en el café de Rick se da cobijo a personas de todas partes del mundo, que llegan hasta allí  huyendo del pasado e inventando una nueva vida lejos de los sinsabores de la realidad.
Se que al menos te resulto simpático , ya que me atiendes con un encanto muy particular e incluso he notado cierta ternura a la hora de encender mis cigarrillos solícitamente.
Me riñes por seguir fumando al mismo tiempo que con una delicadeza tremenda, recoges mi bastón del suelo.
Es inevitable que despiertes en mi sentimientos que pensé volaban camino del olvido con Ilsa y Lazslo.
En mi regimiento me llamaban "poeta" los compañeros de forma cariñosa e incluso algo condescendiente, dadas mis aficiones literarias. He escrito muchas cartas para las novias de los soldados a cambio de munición, botas, raciones de campaña...pero la carta más bonita es la que aún no me he atrevido a escribirte.
Supongo que el primer trago me devolverá un poco del valor perdido y cuando escuche el cornetín en mi cabeza me lanzaré a pecho descubierto a tratar de conquistar tus labios, unos labios que prometen la mayor de las dulzuras lejos de mi trinchera.
Puede que por el camino me abata una bala perdida o puede que tome tu posición, no lo sabré hasta que me lance a ello, porque la guerra es así, no hay batallas ganadas de antemano.
No obstante me da igual si vuelvo a caer, la misión merece el riesgo y te aseguro que no busco la gloria ni medallas, tan solo abandonarme entre tus brazos.
Espero que esta vez alguien tenga la delicadeza de dispararme el tiro de gracia. No soportaría volver al hospital de campaña con el corazón colgando de un hilito.
Este es mi personal homenaje a Casablanca.
Y a tu belleza.


sábado, 20 de septiembre de 2014

Historias de amor

Este título me suena a canción malucha de los años noventa, que movida.
El caso es que siempre he sido muy aficionado a las historias de amor y así me he pasado la vida, enamorándome, desenamorándome, sufriendo, contentándome y persiguiendo el amor verdadero cual galgo tras la liebre, pero en este terreno uno más bien se siente como un galgo fondón tras una liebre apolínea.
Lo cierto es que luego todo esto da mucho juego a la hora de escribir, porque siempre he pensado que los poemas más hermosos que se han escrito son producto del amor no correspondido.
Aunque claro, lo del amor no correspondido para escribir poemas guay, pero ya está. Para el resto de las cosas mola más bien poco.
Desde luego no me voy a quejar, he tenido la oportunidad de que muchas mujeres se terminaran hartando de mi y eso quiere decir que para hartarse han tenido que pasar un tiempo conmigo, que tampoco soy tan insoportable como para que me larguen a los diez minutos.
Me siento francamente afortunado y algo tontico, porque he gozado del amor en todos sus aspectos (a ver chicos, no hagáis bromas soeces con la frase anterior) y aunque esas historias se terminaron acabando, con lo que eso conlleva de dolor y malestar, no he cejado en mi empeño y he seguido intentándolo.
Será que soy el eterno enamoradizo o que pertenezco a otra época, puesto que disfruto más del cortejo y de los suspiros que del " aquí te pillo, aquí te mato".
Creo que regalar flores es genial, siempre y cuando no des con una alérgica al polen, ni termines aburriendo a la amada.
Una vez paseando con una chiquita encantadora por  el campo, me incline para arrancar unas margaritas y regalárselas en plan "que chico más majo soy" y al alargar la mano para coger las flores una abeja que estaba libando tan ricamente se asustó y en defensa propia (eso argumentó su abogado) me clavó el aguijón en el pulgar , causándome un dolor tan horroroso que me hizo gritar como una quinceañera en un concierto de los One direction esos.
Como podréis imaginar se fue al carajo el momento romántico, llevándose mi masculinidad de paso, pues fue ella quien me agarró de la mano y me limpió las lágrimas tratando de consolarme.
A la abeja la condenaron a muerte, sentencia que fue ejecutada en el acto.
Y no os cuento ya lo terriblemente jodido que es tratar de conservar una pareja siendo el Peter Pan de mi calle, ya que como dicen por ahí el "peterpanismo" a partir de los 30 es un símbolo de inmadurez.
Me va a tocar vender por internet el modelito de Peter Pan, gorrito con pluma incluido, a ver si saco al menos para tabaco, que es mucho más dañino que ser inmaduro, pero al menos aporta algo de virilidad a la imagen de uno.
Lo único que me ha servido de algo siempre es el sentido del humor, porque a las chicas les encanta reírse y si consigues que sea contigo y no de ti, la cosa va bien.
Ahora, tampoco hay que hacer un monólogo de esos de " El club de la comedia" cada vez que tienes algo que decir, porque entonces no te van a tomar nunca en serio y tampoco se trata de eso, que ser simpático si, pero un chapas ni hablar.
Ir de durete tiene lo suyo con las chicas, pero hasta un punto, sobre todo si no eres bajito y sentimental, porque entonces se te nota que estás adoptando un rol que no te pertenece. Para ser un duro en condiciones te tiene que acompañar el físico y debes tratar de evitar llorar en el cine y bailar en cuanto pones un pie en la discoteca.
Creo que fue Norman Mailer el que escribió "Los tipos duros no bailan".
Supongo que mascar tabaco y escupir no es tampoco muy seductor, así que abandono ese estereotipo.
Es muy fácil ser un durete de metro noventa y con músculos hasta en los músculos pero con 1,68 y el bigote bicolor es mucho más complicado.
Yo casi que seguiré a lo mío, enamorándome como una colegiala e imaginando con alas de hada al amor de mi vida, a ver si hay suerte y me echa sus polvos de hada, aunque sea solo con la intención de ayudarme a volar.
Supongo que esta entrada no me ha quedado ni muy poética ni muy romántica, pero es que estoy en una fase de redescubrirme como persona y de sopesar que es lo que debo conservar del pasado y que es lo que me convendría ir aparcando.
No obstante contra lo que no se puede luchar es contra los sentimientos y yo soy muy de querer con todas las ganas, así que nada, seguiré tratando de que aquella de la que estoy enamorado, sienta lo mismo que yo. Eso o me apunto a un gimnasio y me someto a  un tratamiento de hormonas del crecimiento


domingo, 7 de septiembre de 2014

Borrón y cuenta nueva o "Segunda temporada"

Ayer hablando con mi amiga Jimena, comenté que estaba planteándome incluso el preparar un nuevo libro para contar de forma amena todo lo que he aprendido en estos meses pasados y sobre todo lo sensacional del cariño recibido por tanta y tanta gente.
Recuerdo que el día de la presentación de aquel Historias para según qué días, ilustrado por ese genial y creativo angelito que es Estela Labajo, mi querida amiga Eva Moreno llevó un libro en blanco para que los asistentes escribieran sus dedicatorias, y vaya si lo hicieron, estos días he releído esos textos, unos más jocosos que otros y entre ellos he encontrado el que escribió mi padre, quien rubricó: "Escribir es una forma de fijar el pensamiento, no lo dejes nunca. Enhorabuena por tener tantos amigos"
No voy a dejarlo nunca, porque para mi escribir es una manera muy especial de abrir el corazón y comunicarme con la humanidad y a veces incluso cuento cosas interesantes y divertidas, otras doy mucho el coñazo quizás, ya lo siento.
Lo cierto es que pensé que lo de los amigos lo escribía mi padre por la cantidad de gente que aquel día acudió a acompañarme en la presentación de mi primer retoñito de papel, pero ahora he comprendido lo que quiso decir con esas palabras.
Y es que llevo una temporada en la que me paso el día con las emociones a flor de piel, tal es el inmenso cariño que se me está transmitiendo.
Yo no me he considerado nunca un tipo fuera de lo normal, bajito si, y con un sentido del humor algo omnipresente, pero nada más, como digo ahora, jamás he rescatado un niño de un incendio ni tan siquiera he bajado un gatito de un árbol (a ver...no llego a las ramas) por lo que no pensé ser merecedor de tanta buena energía y tanto afecto de tantísima gente.
Lo cierto es que salgo a la calle y me siento algo "osito de peluche" dada la cantidad de abrazos que recibo, pero eso mola mucho, y como hablé con el médico, mi recuperación se debe en parte a todo lo que se me ha transmitido desde tantos lugares.
Desde el cariño de amigos músicos que tuvieron detalles increíbles en conciertos, como Snti Iglesias o Los Pichas rondilleros, el cariño de mis amigos actores que me emocionan al verles en escena y transmitirme su alegría de encontrarme entre el público (esto lo viví ayer en el Shock&Show) el cariño de tanta y tanta gente dedicada a todo tipo de cosas, hosteleros, comerciantes, funcionarios, técnicos, gente de la cultura, militares...
Vamos que vivo en tal subidón de azúcar que ¿cómo no me voy a recuperar completamente? si hasta mis queridos artesanos de Da Silva me van a acabar utilizando de materia prima, de lo dulce que me he vuelto. Yo que siempre soñé con ser un durete estilo Indiana Jones.
Ahora estoy en pleno borrón y cuenta nueva y trato de enmendar errores del pasado, como la disculpa moral que le debo al gran Joaquín Sabina, al que seguramente por envidia nunca le otorgué el lugar que le correspondía, hasta que mi amigo y compañero de espectáculo, el genial pianista Oscar Lobete tuvo el gran acierto de seleccionar la canción Ruido, de Sabina, para nuestro show "Canciones para una noche en vela".
Ahí pude redescubrir al Sabina que me gustaba de pequeño antes de que me creyese un escritor y me entrara envidia de aquellos que escribían mejor que yo.
Tengo otras cosas que ir solucionando del pasado y mucho que enmendar, pero gracias a Dios, a mi gente  y a los médicos, vuelvo a tener una vida por delante.
Mucho de este cariño que me ha alimentado llega desde mis queridos "Vesperdidos", compañeros del club de Vespa y a quienes ahora les doy la paliza con que tengan cuidado, que las motos son peligrosas.
No hablemos del recibido por parte de la familia, que ha sido inmenso y de la mejor calidad.
Y ya no digamos nada del que me han transmitido mis chicas, tantas y tantas amigas, ex novias y romances frustrados, que me aportaron felicidad durante su tiempo y aún me siguen aportando millones de cosas, ignorando mis defectillos que mandaron al traste las relaciones.
Desde la chica con la sonrisa más bonita del mundo, a mi florecilla preciosa pasando por la siempre presente y amada "Campanilla".
Todas me colmáis.
No pienso obviar a mi gente de radio y televisión, quienes han sido también un bálsamo en estos días.
Sinceramente, no se si merezco tanto, que también tengo mis cositas y a veces soy un poco pelelón.
En cualquier caso desde aquí, os mando un abrazo inmenso a todos y todas ("todas" no os preocupéis, que este va sin segundas intenciones)
Esta segunda temporada voy a esforzarme por mejorar como persona para hacerme merecedor de todo lo que se me ha entregado y devolver cuanto pueda (aquí van incluidos Hacienda y Seguridad Social  :) , porque si no me pusiera en paz con todos no sería una segunda temporada digna )
Estoy recuperado, sigo con mi 1,68, sin pronunciar la r al hablar y con cierta afición por la pasta italiana.
He vuelto, así que borrón y cuenta nueva.
Sobre todo muchas, muchísimas gracias a todos.
Me habéis hecho ver la vida de otra forma y valorar de verdad lo hermoso de la amistad.
A mi gente que tengo lejos, os llevo en el corazón a todos, lo sabéis y eso es lo importante.
Voy a tener que ir al IKEA  a encargar un corazón más grande, empotrado también, que no me caben muchos más amigos a los que querer.
Mis colegas de "la vieja guardia" los de toda la vida, los que me sufren desde pequeñito, sois mis órganos vitales.
En fin, como podréis ver, mi sentido del humor sigue aquí, así que vuelvo con todo el poder.
Esto...también sigo siendo muy enamoradizo, pero no preocuparse, que ahora estoy muy tranquilito y sin ánimo de complicarle las cosas a nadie.
Lo dicho, a partir de aquí cierro capítulo.
Se os quiere.