viernes, 17 de mayo de 2013

Diván.

Dallas, Soda-pop y Ponny-boy decidieron hacerme un huequecito en el columpio del parque y pasarme la botella envuelta en papel marrón, sucio de dedos grasientos.
Yo la verdad es que me hubiera sentido mas cómodo en el Mustang de los Dandies, pero a las chicas les hacían más gracia esos macarras aniñados con ojillos tiernos, así que me deje una pasta en fijador y me decidí a comprar una navaja automática a juego con mis versos.
Y esa viene siendo a grandes rasgos la historia de mi vida: no termino nunca de situarme en el personaje adecuado y acostumbro a actuar guiado por el primitivo instinto reproductor, maquillándolo siempre de romanticismo.
No se cual es mi problema con las mujeres, pero está claro que debe ser enorme, porque nunca he conseguido que se afianzara ninguna historia.
Todas son muy bonitas, eso si. Las historias y las mujeres.
El tiempo va pasando, los años se me van acumulando en las arrugas de los ojos y en las muescas del corazón y guardo debajo de la cama una colección de decepciones que abarrota el dormitorio de fracasos exquisitos.
Me he disfrazado de casi todo.
Me he empeñado en amoldarme a mis pretensiones sin darme cuenta de que generalmente confundo lo que amo y lo que deseo.
Paseo como decía Machado, manteniendo un soliloquio conmigo mismo, porque quien habla solo le hablará a Dios algún día y tengo un montón de preguntas que hacerle.
En mañanas como la de hoy, me doy cuenta de que no se quien coño soy y ahí puede que resida el germen de todos mis fracasos.
Ya va siendo hora de que me aclare las ideas, pero mucho me temo que eso es como la famosa limpieza en profundidad de mi casa, todos los días me dispongo a hacerla y al final termino pasando malamente una escoba por el parqué del salón.
En fin...
Supongo que tendré que hacerme el camino de Santiago andando hacia atrás, a ver si así me doy cuenta de porque cojones no consigo encarrilar nada de lo que me propongo.
Mientras tanto seguiré aquí, utilizando este diván de siquiatra que es el blog, deshojando margaritas y acariciando a mi gato como los malos de las películas de James Bond.




3 comentarios:

Unknown dijo...

Enhorabuena lacantudo! He otorgado a tu blog el Liebster Award
http://kcy.me/l2c1
Un besote

Anónimo dijo...

Te sigo y lo sabes, bandido.
Tal vez el truco consista en no disfrazarse y ser uno mismo, sin caretas, sin papel que interpretar; tal vez no lo sea.
Si quieres más decepciones para tu colección te presto alguna, si quieres una caña, pago yo.
Abrazo.
Iván del Bosque.

lacantudo dijo...

Jodo Nagore que guay!!!
Me llena de orgullo y satisfacción.
He estado más liado que el abogado de la casa real y hasta ahora no he podido verlo, pero en cuanto saque un rato me pongo con el cuestionario y selecciono mis 11 premiados.
Muchas gracias y muchos besos.

Iván...no hay truco.
El verdadero truco es seguir viviendo para poder quejarse.
;)
Me apunto a esa caña.