martes, 17 de abril de 2012

Más jodido que Drácula con caries.

Así me encuentro desde hace unos cuantos días.
En el lugar donde otrora se encontró un excelente molar, hoy tan solo hay un cráter de proporciones bíblicas.
Semejante parcela virgen, tan bien situada, rodeada de agua y con excelentes vistas a la lengua no podía pasar inadvertida por las bacterias de urbanismo y allá que se han ido las muy hijas de puta, a recalificar y a plantar sus banderolas de resort en construcción.
Hace un par de jornadas han debido comenzar las obras y con el remover de tierras, las acometidas y demás, no pego ojo por las noches.
Lógicamente he tratado de detener semejante barbarie urbanística presentando la correspondiente denuncia en forma de antibiótico a las autoridades de mi boca, pero aún teniendo la ley de costas de mi parte, ya saben ustedes como funciona esto.
Lo peor ha llegado esta noche.
Se conoce que una gran masa de bacterias jipis, han decidido hacer frente a la sinrazón y apelando a lo profundo de las raíces que nos unen ( que por cierto...estan al aire), se han encadenado a los restos de hueso y han plantado allí sus tiendas.
Un no parar.
Desde las once de la noche con los bongos y los djembees, las guitarritas y las cariocas de fuego, venga a fumar canutos, a beber "salibotxo" y a ponerse hasta el ojete de ibuprofeno mientras gritaban consignas del pelaje de: "del cráter de juanete, no nos moverán" o "las caries para los que las disfrutan", "toma las caries" y "no nos mires, unete".
Hay que joderse.
A eso de las cuatro de la mañana la guardia urbana ha debido cargar, utilizando esos métodos tan amables por los que se caracterizan las fuerzas de orden público al servicio de los intereses económicos y, aquello ha sido un dislate, un caos y un chocho malagueño.
Mientras yo rezaba a todos los santos pidiendo aplacaran semejante dolor, los agentes del orden bucal han soltado ostias como si no hubiera mañana.
Todo ha sido un correr de jipis magullados de un lado a otro, arrojando flores y sandalias de esparto.
Lo peor es que cuando las unidades de intervención ya tenían acorralados a los últimos grupúsculos "power-flower" han aparecido las bacterias antisistemas, perfectamente organizadas y utilizando tácticas de guerrilla urbana y vuelta la burra al trigo.
Los guardias se han replegado hasta la encía, donde han repelido como podían la lluvia de cascotes óseos que los antisistema han arrancado a lo bestia de todas partes, hasta que han llegado refuerzos con mangueras y material antidisturbios.
Ha cobrado hasta la prensa y las imágenes de una pobre bacteria melenuda aporreada en el suelo van a dar la vuelta al mundo.
Como es lógico, yo no puedo soportar semejante injusticia y he elevado mi queja hasta el tribunal supremo, es decir...a las doce tengo hora en el dentista.
Se van a ir a tomar por el mismísimo, los jipis, los guardias, los antisistemas, las excavadoras y toda la flora que habita en mi cavidad bucal y que me tiene hasta la punta del pijo.
Tanta tontería ya...coño!!!!

2 comentarios:

Belembe dijo...

Qué buen humor, envidiable, en tan adversas circunstancias...!! Lo que me he podido reír, chato.. Absolutamente genial.
Celebro que ese infierno haya quedado atrás... Unos gintónics?

lacantudo dijo...

Lo celebrais tu y mi dentista...yo echo mucho de menos mi molar.
Me apunto a esos gintonics.
Esto...¿pagas tu?
Yo te cuento chistes mientras.