sábado, 19 de noviembre de 2011

Levantarse

Y eso es lo que hay que hacer,  es lo que tengo que hacer.
Imagino, queridos lectores de "laespinilla", que estos últimos meses habréis notado en los textos cierto poso de amargura, una buena dosis de indignación, de rabia, de tristeza, de dolor.
La vida, muchas veces nos sacude de forma salvaje, y de un día para otro todo nuestro mundo se puede venir abajo.
Te levantas una mañana siendo el tipo más feliz del universo y en cuestión de segundos te encuentras preguntándote si todo lo que has vivido ha sido mentira, si los valores sobre los que has cimentado tu vida eran falsos también y si realmente merece la pena seguir luchando.
Particularmente he pasado un infierno que me ha dejado al borde de lo que más miedo me ha dado siempre: rendirme.
Me abandoné al lamento y a la autocompasión, cosa bastante fácil y en ocasiones inevitable, ya que no encuentras fuerzas ni ilusión en nada.
He utilizado este blog como mi particular diván de psiquiatra y he volcado en él todas mis miserias.
Me ha ayudado, no os voy a mentir, ya que dentro de lo complejo de mi ser, siempre he sentido una gran necesidad de comunicarme, incluso con aquellos que no conozco.
Poco a poco, a base de vomitar la frustración cada día, me he ido limpiando.
Tengo la suerte, de contar con una familia maravillosa que ha cerrado filas junto a mi y me ha demostrado que siempre habrá alguien para escucharme en silencio y para secarme las lágrimas, para darme la colleja oportuna y hacerme ver que aunque en muchos momentos todo parezca oscuro, siempre habrá una luz.
Tengo la suerte también, de tener unos amigos incondicionales y fantásticos, que desde la prudencia, el respeto y el cariño, me han ayudado a disipar las nubes más negras.
Un sofá blanco, donde dormir las noches en las que no era capaz siquiera de abrir la puerta de mi casa, porque estaba llena de monstruos deseando hacerse un bolso con mi piel.
Un ángel de mirada profunda y hermosa, que aún a costa de contagiarse de mi amargura me recogió del suelo y me acompañó de nuevo a mi vida.
Un duendecillo cargado de sanación que alternó las malaquitas con los abrazos.
Un guerrero de la palabra, con quien realizar rituales atávicos y orinar sobre las cenizas de los malos recuerdos.
La vieja guardia, los amigos de la infancia que siempre han continuado en la brecha.
Una veintena de chalados en sus locos cacharros vesperdidos.
La voz más cálida y elegante, que sale desde el corazón y se cuela en tu casa a través de la radio.
El tipo más largo que Chile, que se viste de negro en ocasiones y canta la canción más bonita del mundo para que yo pueda bailar con mi ángel.
Mi querida amiga que se fue muy lejos y a quien siento siempre tan cerca, con sus pecas y sus lunares.
Espejo de Tera, Arconada, mis nuevas patrias siempre dispuestas a acogerme.
Todos, todos vosotros, todos ellos.
Hoy vuelvo a ser yo y las últimas lágrimas las lloro ahora mismo, al escribir este post y darme cuenta de lo afortunado que soy por poder dar las gracias a tanta gente.
Por sentirme tan querido por tantos y por poder volver a montar mi caballo.
Supongo que habrá muchas noches en las que los monstruos intenten volver a adueñarse de todo, pero esta vez ya no estaré solo, estaréis conmigo para hacer fuerza, para empujarlos hasta la calle, para arrojarlos de vuelta al armario de donde nunca debieron salir.
Hoy vuelvo a ser yo, hoy comienza de nuevo mi vida, hoy me siento lleno de fuerzas y de ganas de todo, incluso de encontrar a la persona a la que regalar lo que llevo dentro.
Hoy limpiaré mi casa de penas y de nostalgia, de resentimiento y de angustia.
Por eso quería hablaros, porque he vuelto.
Puede que vuelvan a hacerme caer, pero he aprendido que siempre hay que estar dispuesto a levantarse.

6 comentarios:

Rebeca dijo...

: )

Rul dijo...

Ese eres tu Juan, un abrazo.

lacantudo dijo...

Bonita sonrisa Rebe, aunque he de reconocer que al natural, es mucho más encantadora.
Rul, amigo, no sabes lo importante que ha sido para mi haberme comprado esa Vespa que todos, pero todos, admirais y envidiais (notese mi sutil ironia)
Vamos, que está vez podré rodar tranquilo con vosotros, sin desmayarme por el camino, como la última.
He vuelto...prepararsus!!!!!

winehouse dijo...

Qué bien leerte así, Juan.
Conocía tu capacidad para hacer felices a los demás y no dudaba que también serías capaz de hacerte feliz a ti mismo.
Enhorabuena por el camino elegido.
Un abrazo laaargo desde el norte.

Rebeca dijo...

Ole tú y tu Vespa, quillo! ; )

lacantudo dijo...

Emy winehouse escribiendo en mi blog?
Cielo santo...he llegado hasta el mismísimo infierno!!!!
Gracias, seas quien seas, por lo de mi capacidad para hacer felices a los demás...es muy bonito que te digan algo así, aunque no se si es del todo cierto.
De todas maneras un beso enorme (espero que seas una mujer...bueno, que coño, y si no da igual)
Rebe...ya sabes que quedas fenomenal en la parte de atrás de la vespita.