viernes, 30 de septiembre de 2011

Dulces sueños



El niño rubio que llora se quedó dormido debajo de un millón de plumas sintéticas.

Mientras, la mano amiga y cálida, llena de responsabilidades, de inseguridades, de bufidos y de amor, le acaricia la cabeza.

El niño rubio que llora, sueña con un mundo lleno de pieles rojas, de dulzainas, de botellas de Chivas, de muchachitas pequeñas colgadas de un trapecio, de títeres y de voces aterciopeladas que se mueven por el aire y que entran por las ventanas de las casas.

El arco iris es de importación y se sirve con mucho hielo. La luna, está llena de gaviotas con las alas extendidas y al levantar el vuelo todas a la vez, nos permiten ver la realidad...la luna siempre ha sido negra, como los niños que pasan hambre con la tripa hinchada, como los dientes de los mendigos, como la pena que se acuesta junto al niño rubio que llora.

El niño rubio que llora se siente menos solo porque a lo lejos escucha maullidos y decide comprar una recortada y atracar un estanco de whiskas.

Sueña también, con un pez delator, que le susurra al oído donde ha escondido sus huevos el esturión, quien ha vaciado el cofre del tesoro y a que hora termina de trabajar la sardina, para ir a recogerla.

El pez chivato, se pasea por el fondo del estanque con una caja de cartón en la cabeza, señalando con el dedo a los culpables de todas las cosas.

Lo mejor que puede hacer el niño rubio que llora es sacar la cabeza del agua.

La noche es perfecta ahí fuera, el cielo está estrellado de inmensos ojos verdes y al ver caer una sonrisa profident, pide un deseo.

Alguien ha puesto a girar un disco de no puedo quererte así en la gramola que hay junto a la mitad de su vida.

Le apetece bailar y se agarra a un clavo ardiendo que lleva el compás maravillosamente y le hace dar vueltas y más vueltas.

Todo es una mezcla de luz y de toxinas.

La fragancia de ella que se aloja en la almohada, los pies descalzos que abandonan el lecho sin hacer ruido y se marchan a dormir al otro lado de una pared de espuma y sal.

Le hubiera gustado tanto escucharla cantar canciones de madre, verla parir las ideas más bellas y azotarla el trasero pequeñito con un cinturón de tabús y religiones, que está a puntito de despertarse y volver al participio pasado.

Pero aunque todo pasa y todo queda, como decía aquel señor, lo nuestro es pasar de todo.

Se da la vuelta y relincha, orinando hierba fresca en lo alto de una cima que se viene abajo y se promete a si mismo que estará siempre dormido, para soñar que es un elfo cobarde escondido en el bosque, aterrado ante la sola idea de entrar en combate con el Nazgull.

Hace un pequeño agujerito en la membrana del mundo y por él, puede ver como se viste la mujer más hermosa que jamás ha dejado de soñar. Y es muy chiquitita, y se está quedando muy flaca, y no sabe que ponerse.

Al niño rubio que llora se le enfría la sopa, porque tiene la manía de apoyarse el plato en el pecho mientras ojea unas sonrisas despreocupado de todo.

Pero no volverá a pasar, basta con no tener que sorbela de la cuchara de palo.

Es tan placentero dormir, como copular despacito con una estatua de bronce.

Al niño rubio que llora le ha sonado el despertador de la realidad y todo se vuelve otra vez tan cercano, que no hay manera de que se levante y vaya a la trinchera.

La mañana en que su padre le llevó a conocer el hielo, el ya sabia perfectamente que olia a mujer.







lunes, 26 de septiembre de 2011

Sonrisas de conejo.

Comienzas a andar, con la mirada fija en un punto que sorprendentemente, se ve cada vez más lejano.
Pero no importa.
Un pitillo en los labios, una herida en el pecho, mil recuerdos en los ojos.
Caminas.
La gente pasa a tu lado,como en un videoclip de los ochenta, alienizada e indiferente.
Te cruzas con todo tipo de personas y con un montón de seres humanos que son de todo menos personas.
Te cruzas con un vampiro, con una madre, con un señor de Cuenca.
Te cruzas con alguien que en una ocasión lo fue todo, pero prefieres ignorar su falsa placidez, su alma traidora, su voz grave, su música suave y sus manos de mentiras.
Sigues caminando mientras aprietas los puños hasta que los nudillos se tornan blancos, casi inertes.
Pateas una lata.
Un perro te sigue, esperando a que lo acaricies, o a que le cuentes por que han pintado en tus ojos, la flor del lirio real.
¡¡Ay campanero!!
¿Por qué será?
Las nubes pasan rápidas en un cielo lleno de cometas en llamas.
Los ángeles, como en el anuncio del desodorante, se van desplomando sobre los coches, sobre los toldos de las terrazas, sobre las niñas con gafas de pasta.
Uno de ellos cae sobre un enorme sofá blanco lleno de luz y calor.
Te tumbas junto a él y te desmayas cada vez que te pierdes en los ojos más verdes y más llenos de amor.
Pero tienes que levantarte y seguir andando en busca de tu propio infierno, porque ese paraíso no es para ti, no es más que otra ilusión.
El ángel te despide con la mano y se levanta a poner una lavadora. Tu sonríes porque jamás hubieras imaginado que los ángeles roncaran.
Sigues caminando, hasta llegar al bordillo del mundo y te das cuenta de que ella está muy lejos, al otro lado de la calle.
Los camiones embisten constantemente y no te atreves a cruzar.
Hay un conejo muerto en la calzada.
Te sientas a esperar y te enciendes otro pitillo, mientras te preguntas que coño estás haciendo allí, porqué te toca hacerte mayor así y cuando leches va a reponer "Barrio Sésamo".
Ahora solo hay mierda en horario infantil y claro, estamos criando hermosos mojones fornidos y lustrosos.
Te llega un mensaje al móvil, lo sabes porque ha sonado una musiquita de lágrimas ascendentes, gravedad cero y gotitas en el aire.
-Hola...t mndo enrgias.
-Hola, x favr, n djes d hacrlo.
El cigarro se ha consumido en tu boca hasta quemarte los labios, naciendo una ampolla sobre las ampollas de sus besos.
Pruebas a ponerte trocitos muy pequeños de papel higiénico, como cuando te cortas al afeitarte, luego pruebas a meter la boca en agua caliente con sal,que lo cura todo menos el dolor del pecho.
Al secarte te das cuenta de que tienes el bigote de dos colores y la gente te va a preguntar si te has teñido.
¿Por qué coño te importa tanto lo que piense la gente?
A lo mejor es porque siempre has sabido que no eras como ellos...y te gustaría ser normal.
Vas a cruzar, estás decidido. Bueno, no. Bueno si, que cojones, total ¿qué más puedes perder?
Te levantas y cierras los ojos, comienzas poniendo un pie delante del otro, extiendes los brazos y empiezas a sentir que estás vivo mientras las enormes moles de acero pasan a doscientos por hora junto a ti, arañándote los tobillos y oscureciéndote el cabello con su hollín de vidas sucias.
Pasas junto al conejo, puedes oler su muerte, tan simpática. Abres los ojos y lo miras y el abre también los suyos y te sonríe, y te dice en voz muy bajita: "vamos...que ya llegas".
Y en efecto, has llegado al otro lado.
Y en el otro lado resulta que te espera un montón de gente que te quiere y que te lleva al cine y te invitan a sentarte y descansar.
Y jamás, jamás habrías imaginado lo bien que puedes llegar a sentirte siendo realmente tu.
Te das cuenta de que no eres pequeñito y miserable, sino grande y especial.
Y ya no quieres seguir caminando.
Te preguntas en que parte del camino se ha quedado el ángel y si algún día te armarás de valor, y volverás a buscarlo.

martes, 13 de septiembre de 2011

Cerrando etapas.

Pues ya está.
La falda limpia y doblada en una maleta de cartón, la guitarra en su funda, aguardando callada su próxima escapada.
Los títeres en su cofre, la nariz de clown polvorienta de los caminos relegada a un cajoncito de la caravana.
Muchos kilómetros, demasiados quizás.
Muchas horas de viaje, muchos ratos montando y desmontando, preparando el show y despidiendonos de los paisanos.
Muchos vinos, muchos gazpachos, mucho jamón.
Ratos de lectura a la sombra de un buen árbol, noches de gaitas, mañanas de resaca.
Entrevistas en la radio, la voz amiga de Eva, la formalidad de Diego.
-¿A qué tu eres Juan?-
¡¡Premio señora!!!
-Os sigo por la radio.
-Lamento defraudarla, soy más bajito en persona.
Los niños que rodean la caravana desde que aparecemos por la calle mayor del pueblo, como un feroz escuadrón de bicicletas, armados con cientos de preguntas y risas nerviosas.
"Sola", que se escapa y hay que salir corriendo, no vaya a ser que algún perrillo la haga suya, figurense, que número. Yo que me escapo y hay que salir corriendo no vaya a ser que algún perrillo me haga suyo, figurense que número.
Viejos amigos, nuevos amigos, algún que otro momento de nostalgia.
-Tranquila mamá, estamos bien.
-Me da mucho miedo la carretera
-A mi me da más miedo la vida.
Una niña en Nicaragua que se mete en internet y contempla las fotos de esos señores extraños que andan pidiendo títeres en su nombre, allá en la madre patria.
Tensión, nervios, discusiones, hoy me enfado yo, mañana te enfadas tu, pasado se enfada él.
No puedo más...si puedo más, si puedes más, tenemos que poder.
De repente sale el sol y todo es tan bonito y tan fácil que te llena de energía y te preparas para lo que pueda venir.
El patoso de turno, la maruja de turno, el que te mira como a un apestado, la señora que te regala unos chorizos, el alcalde que te abraza al despedirse, el niño que corre tras la caravana diciendo adiós.
Todos vienen con nosotros.
Las noches de tormenta, sintiendo la lluvia golpear con fuerza en la caravana y nosotros a la luz de una vela, con una copa en la mano, en medio de la nada, preguntándonos si será esto la libertad.
Ríos, pozas, lagos, neoprenos, gafas, aletas.
Suso, chuchi, Luis, Marta, amigos que vienen a compartir unos días de ruta y nos dejan un poquito más vacíos, pero mucho más llenos.
Los días que solo tienes ganas de llorar, los que te ríes por cualquier cosa.
Te haces un poquito más adulto cada día y al final vuelves a casa con más distancia en los ojos.
Muchos aplausos, muchas sonrisas.
Muchas gracias a todos por creer en nosotros.
El año que viene, puede que más y mejor.











sábado, 3 de septiembre de 2011

Baraka

Diego ha embarcado con el resto de su unidad en el vuelo de las Fuerzas aéreas Españolas, que con escala en Egipto, lo trasladará hasta Afganistan.
Su misión durante los próximos seis meses, será la de asegurar una vía de comunicaciones para el libre paso de convoyes.
Vivimos una época, en la que las guerras geopolíticas y geoeconómicas son el pan nuestro de cada día.
Miles de soldados están muriendo en los lugares más recónditos del planeta, para asegurar la cuenta corriente de unos cuantos hijos de puta, que deciden en que punto exacto, una familia será bombardeada, un niño perderá las piernas o un fiel soldado plantará la bandera en la cota más alta, el punto más caliente o la frontera más convulsa.
Lo que estos hijos de mala madre prefieren ignorar, es que en cada misión, hay profesionales, valientes militares que eligieron por vocación la defensa de su país y que ahora no son más que la carne de cañón, barata y prescindible que ciertos individuos utilizan para jugar a su Monopoly particular.
Diego ha dejado en España a su mujer y a dos niños pequeños.
Es su trabajo, para eso se ha preparado, para eso ha pasado años duros de formación y para eso se levanta cada mañana...o eso creía él
Lejos del noble sentimiento de proteger a sus conciudadanos de posibles peligros, los capullos que dirigen el mundo, que son los hijos y los nietos de otros capullos que en su momento dirigieron el mundo, mueven en secreto los hilos para que hombres valientes y resignados como Diego, planten la barriga en tierra detrás de una duna y fijen el blanco en pos de unos cuantos barriles de petróleo, de un gaseoducto o de una mina de litio.
Hoy en día, los ignorantes cargan tintas contra los soldados, al igual que aquellos gilipollas que escupían a los muchachos que volvían del Vietnam, llenos de traumas, de tics nerviosos y de agente naranja.
Yo me descubro ante quienes son capaces de cumplir con su misión, como los viejos Tercios de Flandes, codo con codo, aguantando el temporal, a sabiendas de que quienes deciden su destino, desconocen que ellos, con pundonor, cierran filas con los suyos y por lo bajito, se cagan en la madre que parió al imbécil que les metió en aquel charco.
Los árabes llaman "Baraka" a la suerte o a la protección divina que salvaguarda a ciertas personas.
Yo deseo que esa Baraka, te proteja y te traiga a casa sano y salvo, que vele por tu integridad moral y que te libre de hacer nada con lo que tus principios no estén de acuerdo.
Sé qué tendrás cuidado, el valor, como a todo soldado español desde hace cientos de años, se te supone.