miércoles, 13 de abril de 2011

Algo positivo



Hoy me han pedido que escriba algo positivo.
Supongo que debería ser algo sencillo, pero llevo aquí sentado media hora y solo se me han ocurrido siete maneras "positivas" de empalar a una persona.
Imagino que para el empalado no sera demasiado positiva ninguna de ellas, pero tendrá que reconocer que al menos, tiene el honor de ser el protagonista y con un poco de suerte, si consigo no afectar ningún órgano vital, puede que me acepten la creación en ARCO y podamos exponer la "instalación" durante el tiempo en que tarde en desangrarse.
Ya estoy viendo a los peleles de turno debatiendo al respecto y preguntándole a las masas si no es una sublime y fatalista demostración de lo efímero del arte.
Para mear y no echar gota.
En este momento, mientras escribo suena un disco de música "de raíz" donde un muchacho al que conozco, está dejándose los carrillos en una larguísima pieza para dulzaina.
No se porque me he retrotraído a las antiguas novelas de piratas..ya ves, que tendrá que ver, donde tras pasar meses en alta mar, los marineros enfermaban de escorbuto y pillaban un colorcete "yonki" de lo más sano, empezaban a perder las piezas dentales y terminaban volviéndose locos.
Joder...esto tampoco apunta hacia el positivismo.
Necesito que alguien me practique un enema king-size.
A ver...voy a tratar de reconducirme.
La vida es preciosa, ha salido un sol espléndido y los pajaritos cantan.
Las muchachas comienzan a lucir cacha y ombligo y los novios y maridos caminan a su lado, mirando a todas partes a la vez, buscando cruzar la mirada con la del salido que no le quita ojo a sus chicas.
El aire huele a testosterona y a lubricante anal, a crema para acelerar el bronceado y a chicle de sandía.
La primavera en su máximo esplendor.
Miro por la ventana y observo al vecino del chalé de enfrente, un octogenario con gorra de "caja rural" que riega orgulloso las flores de su jardín.
Laura está aquí al lado, enfrascada en la pintura de un oleo y cuando pinta no se la puede molestar.
Es lo que tienen los artistas.
A mi me da igual que me molesten, en parte porque no soy un artista y en parte porque en el fondo busco cualquier excusa para sacar la cabeza del agua y coger aire.
Ahora bien, como me vuelva a llamar la pesada de telefónica voy a poner una bomba en la sede central que riete tu de Muroroa.
Me concentro y rebusco motivos para escribir algo positivo.
Veamos: mi empresa se ha ido a la mierda y jamás conseguiré cobrar los impagos, aún con sentencias judiciales a mi favor.
Simplemente me han jodido.
Los amigos.
Los amigos están ahí, vale.
Algunos te quieren aunque no les cuentes chistes, otros te quieren aunque los chistes que les cuentes no tengan ni puta gracia y otros están esperando que tropieces para pisarte la cabeza y claro...a esos no les cuento chistes por que no me sale de los cojones.
La familia.
Quiero a mi familia y se que mi familia me quiere a mi, por eso hoy, los voy a dejar al margen.
El amor.
El amor se alimenta de vida, de cruces de miradas y de tapas por el centro.
Hoy te quiero, hoy me quieres, mañana te quiero y tu no me quieres y pasado te quiero, pero ya es demasiado tarde.
El futuro.
El futuro está lleno de proyectos futuros, y de sueños futuros y de ilusiones futuras y de momentos futuros, pero entonces llega el monstruo peludo del presente y comienza a escupir fuego y tras su paso, solo quedan restos carbonizados convertidos en pasado.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, se me está ocurriendo una historia divertidísima.
Me acaba de venir a la memoria una escena de la película "Gátaca" (no se si la habréis visto) en la que el protagonista, obsesionado con no dejar rastros de su ADN en el trabajo, se cepilla compulsivamente el traje y se exfolia de forma salvaje en la ducha, antes de salir de casa.
Me gustaría saber si uno puede frotarse muy fuerte, lo suficientemente fuerte como para volver a ser el de antes.
Frotar y frotar y dejar que caigan todas las células muertas; las células de rabia y las de tristeza, las de enfermedad y las de insomnio, las de errores y tropiezos y que se te quede el cuerpecico nuevo, como el de un bebé de treinta y seis años y empezar a vivir otra vez.
Seguro que aun no ha venido nadie del futuro para presentarnos semejante poder de limpieza y desinfección.
Mierda de publicidad.
A lo que iba...algo positivo.
Pues mira tu por donde voy a terminar encontrando algo positivo: si adelantas el reloj anochece más tarde.
Esto que parece una estupidez, puede salvar muchas vidas, creerme.
Me estoy planteando convertirme en un nuevo tipo de superheroe, uno que se esconde en las taquillas de los gimnasios y adelanta los relojes, que despista a los taxistas y aprovecha para modificar el reloj del coche.
El superheroe que se sube a la torre de todos los ayuntamientos y mueve las manecillas en las esferas: "Capitán luz solar".
Ya tengo una misión en la vida.
Atención señoras y señores, niños y niñas, si se os adelanta el reloj no penséis que está estropeado,no, seguramente habrá sido que he pasado muy cerquita y sin que os diérais cuenta os he concedido más día y menos noche.
Porque la noche está llena de lobos y de falsos profetas y de gente con las manos bonitas y la mirada huidiza.
Pero no os preocupeis, que aquí estoy yo, para protegeros.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

dudo que tengas un amigo que te quiera pisar. tu no tienes de esos.Tus amigos te quieren.

lacantudo dijo...

La vida siempre te da sorpresas muchacho.
Menos mal que los de toda la vida, a nuestra manera seguimos estando ahí.

mirinda dijo...

La decepción es parte de la vida, a veces te sirve para abrir los ojos y otras te obliga a cerrarlos para que no se vean las lágrimas; algunas veces te ayuda a acabar una etapa para empezar otra mejor, a deshacerte de cosas o personas que no merecen la pena o a conocer gente nueva que te volverá a decepcionar...o no.
Y por supuesto, muchas de las veces somos nosotros mismos los que decepcionamos.

lacantudo dijo...

Pues mira Mirinda, esa es una gran verdad.
Estamos tan obcecados en que todo nos salga bien, en que la gente responda como queremos y en que la vida nos sea propicia, que por el camino vamos rompiendo un montón de espejos y no nos damos ni cuenta.