martes, 14 de diciembre de 2010

FERNANDO URDIALES

Ya veis,
como escribiera Poe en aquel poema hermoso y tétrico, el cuervo, posado en el dintel de la puerta, nos ha graznado en voz alta y clara "nunca más".
Nunca más volveremos a disfrutar de la fuerza y la pasión de ese gran actor y director teatral que fue Fernando Urdiales.
El señor Urdiales, ha sido y será, un referente y un ejemplo para todos aquellos que padecemos la enfermedad vital que es el amor por el teatro.
No voy a recitar la larga lista de premios que obtuvo en vida porque al igual que la de los reyes godos, dicha de carrerilla pierde todo su sentido.
Yo he tenido la suerte de verlo en escena y he vibrado con su voz profunda y su saber hacer.
Como yo, miles de personas se quedaron con la boca abierta mientras las manos se lanzaban al pago justo del aplauso merecido antes quizás, de que el cerebro enviara la orden.
Se ha ido un gran actor, un mejor director y según tengo entendido, ya que no disfruté del regalo de su amistad, una buena persona.
En esta ciudad mía, donde las autoridades solo se quitan el sombrero ante un "canutito de cecina desconstruida sobre lecho de avutarda mareada en caldos de la ribera", a Fernando le rinden homenaje sus compañeros del TEATRO CORSARIO, que están llorando tan triste ausencia, y junto a ellos, las personas sensibles y amantes de cualquier arte al que se pueda llamar cultura, cultura de verdad, la cultura que se forja a golpe de pincel, de cuerda de violín, de pluma y teclado, de cincel, de manos con vida propia, de noches memorizando un texto, la cultura que no necesita de un estoque y un trapo lleno de sangre, ni unos pantalones cortos y unas botas de tacos.
Todo el mundo sabe quien se acuesta con la ex de aquel empresario mezquino y barrigón, pero la mayoría desconoce la opresión en el pecho ante un teatro abarrotado y el placer de la lágrima que brota de una ovación.
Somos miles los que queremos despedir a este gran hombre como se merece y los que añoraremos su presencia.
Desde aquí, con todo mi agradecimiento, con todo mi respeto y con el deseo de que allí donde estés, ya estés preparando una escena, mi más cariñoso aplauso.
Gracias Fernando y hasta la próxima.

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