sábado, 16 de enero de 2010

Animales



Hoy a eso de las tres de la tarde, iba con mi mujer y mi perra camino de la casa de Villavaquerin, a ponerle comida a los gatos.
En la carretera que une Renedo con Villavañez, hemos encontrado un galgo abandonado.
Estaba en medio de la calzada, bajo la lluvia, delgado y triste, muy asustado.
Laura a detenido el coche en un tramo recto y he tratado de que subiese al coche, para intentar llevarlo a algún sitio donde lo pudieran recoger.
Nos hemos valido de todas las armas a nuestro alcance, le hemos ofrecido comida, hemos sacado a nuestra perrita, para que viera que no tenia nada que temer.
Con gran esfuerzo, el animal se ha acercado y sin perder de vista los coches que pasaban ha comido un poco.
De subirse a nuestro coche ni hablar.
No ha subido, porque el pobre animal estaba pendiente de que su dueño volviera a buscarlo, y no quería alejarse del lugar del abandono.
En su mente, ausente de egoísmo, no puede entender que ese hijo de puta no va a volver.
Alguno de esos cazadores, que se autodenominan "deportistas" y civilizados, ha decidido que este perro ya no corre lo suficiente y "elegantemente" lo ha abandonado en una cuneta.
Encima tendremos que agradecerle que no lo haya quemado vivo, o colgado de un árbol, como es tradición en esta mierda de tierra llamada Castilla, donde por mucho que Mayalde o Candeal quieran disfrazarlo, la gente siempre ha sido hosca y fria, insensible.
Ese mismo cazador, que tiene a sus perros practicament en la inanición para que así se esmeren más en cobrar las piezas.
Ese mismo desalmado que hacina diez o doce galgos en un cuartucho insalubre.
Ese mismo cazador digo, que luego se lleva las manos a la cabeza cuando ve en un telediario, como los hombres se matan en guerras estúpidas y no se da cuenta de que el hace mucho que perdió la humanidad.
Tras varios intentos, y después de soportar que los conductores de los pocos coches que pasaban me miraran fatal (los muy gilipollas no se dan cuenta de que en un segundo, un perro en medio de la calzada te puede arruinar la vida) hemos optado por llamar al puesto más cercano de la guardia civil.
El agente que me ha atendido, me ha facilitado un teléfono móvil, de una asociación sita en Laguna de Duero, donde me han despachado con cajas destempladas, aludiendo que era un centro privado y que hiciera el favor de decirle a la benemérita que no dieran más su número.
Acojonante.
El perro, que es el menos animal de toda esta historia, ha decidido quedarse a esperar a un amo que no va a regresar nunca por el.
Mi mujer y yo, nos hemos tragado la rabia y la impotencia de no poder ayudarle de ninguna manera, puesto que todo intento por hacernos con el animal ha sido en vano.
Hemos tenido que subir al coche y marcharnos, asqueados de tanto "homo sapiens" con cananas, que no son capaces de ver lo que se esconde tras la mirada de un perro.
No hay nada más incomprensible, más imperdonable ni más miserable, que hacerle daño a un inocente, un niño, un discapacitado, un animal.
Miguel Delibes (cazador, por cierto) ha descrito muy bien la mezquina peronalidad del hombre de Castilla en su libro LAS RATAS, que recomiendo a aquellos que no lo hayan leído.
Me da vergüenza de compartir el aire y las raíces con tanto canalla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

vaya...!

lacantudo dijo...

Eso mismo dijo el perro.