sábado, 28 de noviembre de 2009

Alemania.




Este texto lo escribí hace algunos años, al descubrir que me había enamorado de una muchacha que iba a partir muy lejos de mi.
La vida, nos llegó a juntar y nos amamos durante años, hasta que el amor, caprichoso como de costumbre, se disfrazó de desconfianza y de rencillas estúpidas y consiguió separarnos.
Hoy, ella está mucho más lejos de lo que ha estado nadie de mi, y sinceramente, lo siento.
Pero si no se hubiera marchado mi corazón seguiría engañado y no estaría alegre y pleno, como lo está ahora.
Sin embargo, ahí va este pequeño homenaje a lo que pudo ser y no fue.



Alemania no está tan lejos, bueno, digamos que ahora esta mucho más cerca en el tiempo que en el espacio. Alemania está ahí al lado, se presenta oscura y temible, por todo aquello que simboliza, porque te irás y no podré verte en mucho tiempo, porque es una barrera insalvable, porque me quedaré esperando ver tu reflejo en los cristales, y no volveré a caminar de tu mano.
No, no me gusta Alemania.
Se puede viajar muy deprisa con una botella de alcohol barato, pero no podré adelantar tu regreso, ni encontrar tus labios, ni tan siquiera respirar la fragancia de tu cuerpo entre las sábanas.
Las aceras se tiñen de recuerdos y todavía no te has ido, pero sin darme cuenta, te pierdo.
Las palomas no comen de mi pan, como si supiesen que mi corazón se desmenuza y esperasen las migajas de un bocado más sabroso.
Todo en el parque es sombrío, los niños, con su indiferencia y sus juegos, lo son también. La fuente no mana, y ahora más que nunca, comprendo a ese anciano que camina siempre en círculos y regurgita el pasado.
Sientate conmigo, compañero y busquemos en el mapa la causa de nuestro llanto, la llaga que nos destroza, la herida que no se cierra.
Pienso en volver a casa y pedirte que no te vayas, que no me abandones ahora.
Juego a imaginar que te convenzo, que me abrazas y me dices que me quieres y que nunca te irás.
Pero se que no está pasando. No está pasando.
Tu risa.
Tu risa era el aliento de vida que me daba fuerzas para seguir adelante, no me quedará más que un eco difuso, oculto entre las sombras del dormitorio.
No me atreveré a encender las luces, no quiero ver las maletas sobre la cama. Tanto amor para sufrir, me parece un despilfarro absurdo de hermosas palabras y buenos momentos.
Temo tu reacción si me encuentras así, por eso doy mil rodeos antes de enfrentarme a tus ojos, a tu boca, a las curvas de tu cuerpo que siempre acaricie temblando, como un niño asustado, como una virgen al descubrir lo profundo, lo anhelado.
Soy un cobarde, tengo miedo de abrazarte.
Temo el contacto, porque ha de romperse en algún momento de la noche y puede que tu tampoco duermas. Puede que de espaldas a mi, con los ojos abiertos en la tétrica calma del alba, adivines que no has de volver y con una lágrima espesa y cálida, me rompas el alma.
Soy incapaz de atinar con la llave.
La puerta que giraba siempre danzarina sobre sus goznes, se resiste hoy a franquearme el paso, como si con un susurro de madera y carcoma me dijera "no entres, ya ha decidido".
Puerta que no puedes impedir que siga mi camino, no eres madre ni amiga, no eres nada para mi, solo otro montón de sueños comidos por la termita y la humedad.
Me presta su ayuda solícita el deseo de acabar con todo cuanto antes, de precipitar el desenlace de unos acontecimientos cruelmente trazados por el fatum.
Se que estás en casa, aunque todo está en silencio y no hay una sola luz, siento tu presencia, que me cautiva y me transporta a días más felices, en los que no existía más lugar que el que habitábamos juntos o el que soñábamos con descubrir.
Duermes sobre la cama sin deshacer apenas, tan hermosa en tu desnudez que me atenazan las lágrimas la garganta y no acierto casi a pronunciar tu nombre.
Sobre la mesilla de noche, junto al reloj que te regalé en tu último cumpleaños, un billete de avión, solo de ida.
Me desvisto en silencio, procurando no romper la armonía de tu respiración y quisiera conservar siempre esta imagen.
Con muchísimo cuidado te beso en la nuca y me acuesto junto a ti.
Es tanto el dolor que no puedo contener el llanto, cuando su mano se traslada suavemente hasta mis labios y en voz muy queda, oigo unas palabras rompiendo el sonido de mi angustia, exclamadas casi en un suspiro, "donde tu estés, yo siempre estaré contigo".
Solo puedo intentar pronunciar un te quiero, que se pierde poco a poco en la ilusión de una noche que se muere.




Hoy has terminado de partir de mi vida, y espero que seas al menos tan feliz como lo soy yo.
Te deseo lo mejor...pese a todo.
Suerte, "paleo".

4 comentarios:

pepevigara dijo...

vaya rollo que me ha hecho leer esta madrugá

lacantudo dijo...

Veo que tu sensibilidad es acorde al tamaño de tu...corazón

pepevigara dijo...

últimamente no estoy para recuerdos folckloricos, los nenes te absorven todo y el resto no existe. Lo mismo recupero algún día sensaciones. Hoy, un pragmático.

lacantudo dijo...

Pero muchacho!!
Entre otras muchas cosas, siempre fuiste un macho alfa, organiceti y energético.
No jodas que te estas viniendo abajo...
Anímate coño, que te necesito pletórico. ¿con quien me voy a pelear sino?
Si incluso ultimamente me empiezas a dar la razón y todo.
Preocupante.