viernes, 30 de octubre de 2009

Mafalda



Mafalda se echó a la calle unos meses después de que reventara el corralito.
Tras descubrir que Manolito se había pegado un tiro con la escopeta de su padre al perder el almacén, que Susanita abandonó a sus hijos a la puerta de un convento por no poder alimentarlos y luego se arrojó a las vías justo cuando pasaba puntual como casi siempre, el expreso de la pampa.
Mafalda tiene mucha suerte si a la hora de la cena puede conseguir un plato de sopa caliente, que irónico ¿no?.
Las calles de Buenos aires no son el mejor refugio para una existencialista descreída y sin esperanza.
Más de una noche ha tenido que correr para salvar su vida, y luce en su antebrazo derecho una profunda cicatriz, que se hizo al detener el corte que un cliente, enfadado por una comparativa inoportuna entre el tamaño de su miembro y la justicia social, lanzó hacia su cuello con una navaja automática que apareció de la nada. ...
Mafalda en ocasiones se sienta en un columpio y recuerda aquello que dijo una vez: "recién pones los pies en el suelo, se acaba la diversión".

Dedicado a Bego con cariño

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