viernes, 16 de octubre de 2009

Exceso de felicidad




Y es cierto.
Conducía bajo los efectos de una buena noticia y no me percaté del tamaño de mi sonrisa.
A los pocos segundos una patulla de tráfico me adelanto con las luces de prioridad y las señales acústicas e hizo que detuviese mi vehículo en el arcén derecho.
Apagué el motor y coloqué las manos en una zona donde fueran claramente visibles, no fuera que malinerpretaran algún movimiento y me disparasen por precaución.
Lo que no pude hacer, fue borrar la gran sonrisa que me iluminaba el rostro, y sabía que aquello traería consecuencias.

-Buenas tardes, carné de identidad y documentación del vehículo, si me hace usted el favor.

Rápidamente entregué lo que se me solicitó y me dispuse a acatar la sanción correspondiente (siempre fui consciente de que estaba demasiado contento).

-Haga usted el favor de borrar ya esa sonrisa, cojones, que debería darle vergüenza, con la que está cayendo en el país.

Traté de borrar el rictus, pero es que mi mujer acababa de llamar para decirme que está esperando un bebé y claro, joder, estaba muy contento.

-Como persista usted en su actitud, aparte de un delito contra la sanidad pública, va a involucrarse también en desacato a la autoridad y en una falta contra el decoro..ostias!!!¿no ve que estamos en crisis, que hay una tasa del 20% de desempleo y que la comisión europea ha dicho que saldremos de la recesión cuando los lunis juren bandera?.
¡¡Asco de ciudadanos insolidarios!!!

Juro que lo intenté de todas las formas posibles...pensé en aquella vez que me quedaron todas para septiembre, en la ocasión en la que un amigo me bajo de golpe y a traición el bañador delante de toda la pandilla en la piscina e incluso me regodeé con las imágenes más arduas de mi operación de fimosis, pero el solo hecho de imaginar a mi mujer feliz y al niño que nacería en unos meses, abortaron cualquier éxito en la tarea de borrar mi sonrisa.

-Pues nada, caballero, me firma aquí y se lleva usted la recetita por importe de 500 eurazos, que le serán incrementados en la próxima declaración de la renta.
Sepa usted también, que es un mal ciudadano y que desde el ministerio de talante se han propuesto terminar con las personas como usted.
Deberá hacer usted diez horas de servicios comunitarios, seguramente crispandose en algún debate político o limpiándole la baba a algún banquero.
Ya le avisaremos por la vía administrativa correspondiente.
Buenos días y haga usted el favor, que ya es mayorcito para ir sonriendo por ahí de esa forma.


Se marcharon con muy mal gesto y tras arrugar aquel papelajo y arrojarlo a la guantera, arranqué el coche y me propuse elegir un nombre bonito para mi hijo antes de llegar a casa, a abrazar a mi mujer.
Era un día feliz, y mal que le pese a alguno, podrán quitárnoslo todo, menos las ganas de ser felices.

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