sábado, 11 de octubre de 2008

Al fin llego la cosecha.

Efectivamente y no.
En estas fechas que se avecinan cientos de miles de gambiteros, que llevan manga corta y tienen querida, estarán dando palmitas con las orejas pues se acerca el ansiado momento de la recolección.
La recolección no es, como G.W.Bush piensa, volver a coleccionar algo sino, muchachos, el arte o la acción de recoger el fruto maduro de la cosecha.
Qué lejos queda ya aquel feliz día en que, provistos de hazadilla, hicísteis un sitio en vuestros maceteros y jardines a las nuevas semillas.
Qé de tardes inclinados sobre las plantitas, viéndolas crecer poquito a poco.


Cuánto dinero derrochado en abonos, fertilizantes y demás inventos para lograr un gran resultado final.
Qué de esperanza, qué de ilusión volcada sobre la madre naturaleza.
Y al final ¿que nos queda?

Si amiguitos.
Qué enormes, sabrosas y hermosas lechugas.
Qué ricas ensaladas preparamos cada año.
Nos hacen tan felices al comerlas que no podemos contener las ganas de reír y de charlar animadamente.
Comiendo estas lechugas la vida tiene otro color.
Yo amigos, soy vegetariano.

1 comentario:

Potente dijo...

Que digo yo que las lechugas ya están puestas a secar.
Aquí es que se lleva lo de las lechugas secas. Y tal.